El Sporting, tras el triunfo conseguido en la visita al Leganés, se enfrentaba al Atlético de Madrid, un equipo sólido, que defiende muy bien, deja pocos espacios y es muy peligroso al contragolpe.
Los asturianos dominaron gran parte del partido y tuvieron algunas ocasiones para ponerse por delante en el marcador. También los madrileños, pero no fueron eficaces en los metros finales.
Tras una buena primera parte, nada más empezar hubo un fallo garrafal, propio de patio de colegio, que costó el 0-1. Mal se ponían las cosas, pero Sergio empató casi a continuación y lo más difícil, empatarle a un rival como el equipo dirigido por Simeone, estaba hecho.
En un partido que parecía que podía terminar en empate, el entrenador argentino, que tiene suplentes de lujo, sacó a Gameiro, que en cinco minutos hizo tres goles, algo incomprensible, en unos minutos locos y muy desafortunados de los gijoneses, que tiraron todo el trabajo que habían realizado antes.
Por el contrario, Rubi no acertó con los cambios, sobre todo no debió quitar a Lacina Traoré, pues aunque parecía un poco cansado, era una pesadilla constante para la defensa del conjunto colchonero, obligándoles a replegarse una y otra vez. También debió reforzar el centro del campo y es que, en los últimos minutos, el Sporting descuidó la defensa de un modo alarmante para un equipo de su categoría.
El Sporting, a pesar del resultado, hizo un buen partido en líneas generales, pero debe defender mejor y no dar tantas facilidades. También es muy importante que haya jugadores cerca de Traoré cuando reciba un balón, pues, debido a su envergadura, provoca muchas segundas jugadas y rechaces, que el equipo debe aprovechar mucho mejor para poder obtener los puntos que hacen falta para la permanencia.
