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Antonio Rico

Fútbol es fútbol

Antonio Rico

El cuerpo desnudo de Friné

Ya, ya, ya, ya. El Barça juega fatal y sólo gana de penalti al Leganés, el Atlético de Madrid no es el que era en los buenos tiempos del "partido a partido" de Simeone, el Valencia juguetea con el descenso a Segunda División y al Real Madrid todo le va genial (al menos, en Liga de Campeones) porque Bale es un fuera de serie, el banquillo blanco es de lujo, Ronaldo siempre será Ronaldo y ahora toca decir que Benzema es tan bueno como el equipo necesite que sea. Lo de siempre, vamos. Dime cuál fue tu último resultado y te diré si tu equipo es el mejor de la historia o una vergüenza para el escudo. De algo hay que vivir, y de algo hay que hablar, mientras dura la Liga, la Copa y la Liga de Campeones. Pero lo cierto es que, al final, sólo importan los títulos o las grandes gestas. Es así. André Gomes será dios si mete el quinto gol del Barça en el partido de vuelta de Liga de Campeones ante el PSG, el Atlético de Madrid de Simeone se convertirá en un mito si consigue ser campeón de Europa, los valencianistas pasearán orgullosos con la camiseta de su equipo si llegan a clasificarse para la Liga Europa la temporada que viene y, ¡ay!, el Real Madrid de los récords y de la calma impuesta por Zidane se hundirá en el olvido si no gana ningún título. Importa el fin. Importa la belleza desnuda.

El gran escultor Praxíteles, quizás porque era Praxíteles, decidió representar a una diosa desnuda y, entre todas las diosas, eligió a Afrodita. El escultor eligió también como modelo a su amante, la famosa y hermosísima cortesana Friné. El escándalo estaba servido. Los atenienses acusaron a Friné de impiedad, la misma acusación que llevó a Sócrates a beber la cicuta, y la hermosa mujer tuvo que ir a juicio. Friné, una bella mujer pero mujer al fin y al cabo, había prestado su cuerpo, si bien sólo como causa formal, a una diosa. Una diosa desnuda, aunque esa diosa fuera Afrodita. En Atenas, las mujeres no podían defenderse a sí mismas en un juicio, así que el orador Hipérides se encargó de hacerlo. ¿Y qué argumentos utilizó Hipérides? ¿Habló de la belleza de la escultura, digna de una diosa? ¿Alabó el perfecto desnudo, la gracia de sus formas, el exquisito placer que producía en el espectador? Pues no. Hipérides se limitó a arrancar el manto que cubría a la hermosa Friné, que quedó en pie y desnuda ante los jueces. ¿Qué mal hay en mostrar este cuerpo, dijo (o dicen que dijo) Hipérides? Y los atenienses absolvieron a Friné. Absolvieron a la belleza, al cuerpo desnudo femenino, a la mujer que inspiró a Praxíteles, al arte. ¿Saben quién es la Friné futbolística? Friné es la victoria.

Al final de la temporada, los que ahora silban el juego del Barça absolverán al equipo si Hipérides arranca el manto de juego espeso y las lagunas en defensa y muestra el cuerpo desnudo de la Copa de Europa. Los títulos desnudos no tienen pasado. Olvidemos los argumentos, los debates sobre el estilo, el "ADN Barça" y todas esas megachorradas. A nadie le importará la lentitud de André Gomes cuando André Gomes salga al Camp Nou a celebrar la sexta Copa de Europa del Barça, pero todos torcerán el gesto y condenarán al Madrid de Zidane si en mayo no hay un título desnudo que Hipérides pueda mostrar a la afición. En fútbol, no importa tanto Praxíteles como el cuerpo desnudo de Friné. Así que hablemos de fútbol para pasar el rato, pero sabiendo que al final de la temporada el cuerpo desnudo de una hermosa mujer puede hacer que olvidemos las críticas y empujarnos a celebrar la victoria de Afrodita en una fuente pública.

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