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Fondo Norte

El error de venderse motos a uno mismo

No es aceptable el mensaje del director deportivo de que toda la culpa es del gran timonel

A última hora de la mañana de ayer se conoció que el ariete Lacina, que no Laciana, Traoré ha pasado a ser seria duda para el encuentro del domingo ante el Granada, el partido vital para los intereses de un Sporting muy necesitado de puntos. Sancionado por tarjetas Cop, que pareció recuperar en Valencia el favor del caporal rojiblanco, y lesionado Traoré, afectado por un problema personal que se guarda en el cofre de los misterios cerrado con siete llaves, la opción que le queda a Rubi es la de Carlos Castro, el ídolo del admirado Maxi Rodríguez. Un Carlos Castro que lo mismo sale con guantes a finales de marzo en el Anfield del Piles. Ver para creer.

En el mundo del fútbol actual hay cosas preocupantes, pero una de las que más puede que sea el empeño de muchos protagonistas en venderse motos a sí mismos. Se venden motos a sí mismos, damas y caballeros, señoras y señores diputados, los sevillistas que achacan a la mala suerte la eliminación de su equipo en la Liga de Campeones por un campeón de la Premier, despreciado en muchos ámbitos pero que se ha venido arriba desde el cambio de entrenador. Se venden motos a sí mismos los madridistas que piensan que su equipo juega un fútbol excelso, que culmina el hermano de René con sus cabezazos salvadores. Se venden motos los barcelonistas que consideran que el árbitro nada tuvo que ver en la remontada ante el París SG, una remontada admirable por lo demás.

Se venden motos a sí mismos los responsables del Sporting, pongamos que el director deportivo Nico Rodríguez, empeñado en insistir en la lanzada a moro muerto, léase Abelardo Fernández Antuña, el gran timonel rojiblanco, con la cantinela de que el equipo ha mejorado su nivel desde el cambio de entrenador. Los números dicen otra cosa y otra cosa dice la distancia actual con la salvación y la que había dejado el entrenador cesante. No es creíble que la actual plantilla no haya ofrecido el rendimiento esperado por culpa de un entrenador que no está, pero que sigue siendo de la casa porque fue futbolista ilustre y entrenador histórico. Todo lo anterior no obsta para que se le desee el mayor de los éxitos al actual, Rubi, de cuya buena voluntad nadie duda.

Los mensajes de un director deportivo han de tener otro tono y otros contenidos a los del actual director deportivo, cuya gestión está siendo muy cuestionada en numerosos ámbitos del amplio mundo rojiblanco. Incluso en el ámbito del consejo de administración rojiblanco, que anuncia un balance al final de la presente temporada sobre la labor del referido ejecutivo deportivo. Un consejo de administración que, dicho sea de paso, no puede escudarse en la responsabilidad exclusiva del director deportivo a la hora de fichar y desfichar. La gestión deportiva es cosa del consejo de administración, órgano que no se puede lavar las manos sobre cualquier cuestión que ataña al club o sociedad anónima deportiva.

Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿conoce Esuperio las verdaderas razones de la ruptura de relaciones de la propiedad número uno con la propiedad número dos? Asunto crucial. Próxima parada, Capuchinos.

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