La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

En el día del padre

A lo que se ve, Javier Fernández no aprendió del progenitor: escuchar a todos y decidir sólo él

En un domingo marcado por la festividad del "Día del Padre" Javier Fernández II, presidente ejecutivo del Sporting, no querrá amargar la jornada (doblemente festiva para su padre don José Fernández I) con una derrota en El Molinón en un partido ante el Granada "superdecisivo", como lo fue ante el Dépor (se perdió) o ante otros rivales a los que su victoria en la orilla del Piles dio alas para sucesivos retos; por ejemplo: Atlético de Madrid y Alavés (rivales muy diferentes) salieron de aquí agradecidos por los servicios prestados -sobre todo en defensa- y cogieron la ola buena en Liga de Campeones y Copa del Rey. Los gijoneses son unos buenos anfitriones. Padres e hijos se abrazan para agradecer a la generación anterior sus desvelos. En el caso de los Fernández no hay duda de que la familia tiene lazos sólidos. Incluso estilos similares. El padre atendía al móvil hace veinte años a un notable comunicador que mostraba -de forma vehemente- su interés en Toshack como idóneo para el banquillo rojiblanco; el entonces presidente escuchaba sin mucho entusiasmo la sugerencia con aspiración de orden. John Benjamin Toshack no pudo coger su bolsa con los palos para jugar -en horas libres- al golf en La Llorea o Castiello. Eso se perdió el galés.

Al hijo también le llegan esos cantos de sirena/o más cercanos, sin móvil por el medio. A lo que se ve no aprendió del padre: escuchar a todos y decidir sólo él. Cierto que algunas recomendaciones y soflamas desde las ondas no pasan de ser un relleno cuando hay poco que contar. Nico Rodríguez fue jaleado en su fichaje como Director Deportivo como una apuesta ganadora de Fernández II. A la vista de los resultados el evidente fracaso de la gestión no solo deja en mal lugar al confeccionador de la plantilla, también hay una responsabilidad superior en quien le nombró. Y debería callarse una temporada quien recomendó a un profesional que, una y otra vez, mira al banquillo y saca pecho en un inútil esfuerzo por demostrar que Rubi sí es una buena decisión. Se verá. Pero la de Mel en el Deportivo parece un poco mejor ¿o no? Por supuesto que la plantilla coruñesa también es superior.

El Mónaco para amargar la vida a Guardiola no necesitó, ni en el campo ni en el banquillo, del bueno de Lacina Traoré. Tampoco estaba por el Principado de los Grimaldi su otro compañero de cesión: Echiéjilé. El equipo del otro Principado tiene por castigo el dinero: blanco, negro o rojo. Para ellos errar en los fichajes no representa un trauma. Desde esta temporada tienen en plantilla a Antonio Cordón como director deportivo, que dejó al presidente del Villarreal ("No soy tontito", dijo Roig al despedir a Marcelino) para navegar hasta la costa azul de Mónaco. Cordón en su día descubrió a Santi Cazorla (hoy lesionado crónico en el Arsenal) cuando era un juvenil que comenzaba a destacar en el Covadonga, ese equipo de barrios ovetenses (Teatinos, Costa Verde, etc) que fundó en su día un párroco destinado en la iglesia de la zona, bajo la protección de la Santina. Ahora esa cantera está vinculada al Atlético de Madrid en una muestra más de cómo echan la red en Asturias o en Potosí (San Luis, México) los ojeadores de Marín/Cerezo.

Hay hijos como Gil Marín que aprenden de los errores del padre y mejoran el negocio. Otros están en ello. Que este día no lo amargue esa plantilla, también, de aluvión que llega desde Granada y con origen muy variado.

Compartir el artículo

stats