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Fondo Norte

Una ola de la que no conviene bajarse

La Liga de Fútbol Profesional anuncia un impresionante crecimiento del fútbol televisado

Mientras a las palabras de Gerard Piqué en París se les dan vueltas como a un tortilla de Nacho Manzano, a Argentina y al propio Messi no se les reconocen el ingenio para librarse de una sanción de cuatro partidos por insultos a un árbitro, a un asistente y a todo aquel que pasaba por allí, cerca de quien es puesto como modelo de los "valors" de un deportista ejemplar. Como sin duda el avisado/a lector/a sabe, en el pliego de descargo contra la sanción de la FIFA (¿tendrá algo que ver el palco del Bernabeu o Florentino Pérez?), la Federación argentina sostiene que el insulto lanzado por el susodicho Messi fue un insulto lanzado al aire, no dirigido a ningún árbitro ni a ningún asistente. El insulto al aire es la última aportación a la defensa futbolística de un error de comportamiento. Hay que reconocer a la gente blaugrana, aunque sea de refilón como es el caso de Messi, capacidad sin límites de fabulación. Fabulación fue aquello de que el Barcelona jugaría en la Liga que quisiera en caso de que Cataluña alcanzara la independencia. El mundo a sus pies, damas y caballeros, señoras y señores diputados.

Suceden estas cuestiones cuando la Liga de Fútbol Profesional anuncia el impresionante crecimiento del seguimiento del fútbol profesional español tanto en España como en el extranjero, tanto en los domicilios como en los bares y cafeterías. Es un momento feliz para el mercado futbolístico y es un anuncio de que los precios van a subir de forma notable para el próximo contrato de los derechos televisivos, para ir, en suma, acercándose a las cifras que maneja la Premier en sus relaciones con las teles.

El dato, desde el punto de vista del Sporting, es más importante de lo que pueda parecer. El dato indica que el club ha de aprovechar la ola buena, que es en la que está montado y de la que no conviene bajo ningún concepto bajarse. Por esa razón, y por otras muchas, el descenso sería una catástrofe por mucho que los analistas internos y externos nos digan que la economía no se resentirá por el descenso. No es un problema de luz corta, es un problema de visión larga. El Sporting tiene que mantenerse en Primera para ir participando cada año con mayor intensidad en los actuales tiempos de bonanza.

La confección de la plantilla de la presente temporada ha sido un fracaso sin paliativos, que diría aquel que lo dijo de su más íntimo colaborador, pero aún se está a tiempo de resolver el gravísimo problema planteado. Y la solución ha de pasar por un buen partido en la matinal del domingo y una suma de uno o tres puntos. Y no vale la disculpa de que el Sevilla es uno de los mejores equipos de la Liga, que lo es, ni que el equipo viaja con la defensa rota por las sanciones, que viaja, porque el rival está en situación similar. Es un partido que anuncia las diez últimas jornadas en las que, remember Luis Aragonés, se decide todo.

En días como los actuales, las buenas costumbres han de ser mantenidas; si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio cuál es el real montante de ingresos que ha significado el partido de España e Israel en el Anfield del Piles que, por cierto, no se llenó? Próxima parada, Capuchinos.

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