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Fondo Norte

El partido del año resumió el año

"Que nadie nos entierre", eslogan en las camisetas que lucieron bastantes aficionados

"Que nadie nos entierre", se leía en el frontal de unas camisetas blancas que lucían bastantes aficionados en las inmediaciones de El Molinón y en las doloridas gradas del estadio gijonés. "Que nadie nos entierre", pese al malísimo resultado de anoche ante el Málaga de Míchel, Luis Hernández, Jony y Torrontegui. Los dos jugadores, por cierto, recibidos como héroes cuando la megafonía leyó sus nombres. El Málaga escapa de la quema, resuelve la situación en frase de su entrenador, y el Sporting queda más tocado que nunca. El Leganés cayó ante el Real Madrid sin BBC y el Deportivo no pasó del empate sin goles ante el Granada. Pudo ser la noche de la esperanza y se convirtió en la noche de la decepción. Miércoles de pasión en toda su extensión.

El partido del año resumió el año, el mal año, del Sporting. Los finos analistas que juegan a favor de corriente dirán que el punto de Sevilla salió muy caro por las ausencias de tanta gente importante por tarjetas y por la lluvia de molestias musculares que dejaron fuera incluso a Douglas, sustituido por un casi inédito Lora. Pero más allá de ausencias, el Sporting, damas y caballeros, señoras y señores diputados, duró la primera media hora del partido, señal de que la preparación física de la plantilla deja mucho que desear. Poco tiempo en partido tan crucial.

El Sporting, además, volvió a caer en pecados que se creían olvidados, el más importante la ausencia de centrocampistas, porque Sergio y Nacho Cases siempre estuvieron en inferioridad ante sus colegas del Málaga, entre los que lució Pablo Fornals, una joya. No es un recién llegado y recién llegados necesitaba el Sporting, que sufrió la mala noche de jugadores casi siempre importantes. Pongamos que hablamos del hijo de Burguillos del Cerro, provincia de Badajoz, que se pasó la primera parte intentado túneles imposibles, túneles en el partido del año, como si no tuviera nada mejor que hacer. Así y todo, en el segundo tiempo fue el único recurso ofensivo.

Porque Traoré sumó su torpeza y la torpeza arbitral, incapaz de ver las continuas faltas que sufría de una defensa andaluza que conoce el oficio y supo desde el minuto uno lo que se jugaba. Lo que se jugaba lo resolvió el goleador malagueño, Sandro, cuyo remate a pase de Keko tras desgraciada caída de Canella encontró la pierna de Jorge Meré para despistar a Cuéllar. Un gol y dos paradas de Kameni pueden haber certificado el final de un ciclo que tuvo sus días de vino y rosas y que ahora ofrece unos síntomas que la animosa afición rojiblanca no quiere ver terminar. El Leganés sigue a cinco puntos, pero hay que sumar y ahora aparecen Real Sociedad y Real Madrid en el horizonte más cercano. Panorama panadero que diría un amigo de la casa, que lo mismo lució anoche la camiseta de quienes se niegan a participar en los actos del sepelio.

La derrota no impide mantener las buenas costumbres; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio quién prescindió de Enrique Casas, el Monchi rojiblanco, y qué razones dio para tan torpe decisión? La historia está ahí para estudiarla. Próxima parada, Capuchinos.

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