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Tiembla el Bernabéu

El sol brilla y los pájaros cantan en la campiña blanca. Pequeños (y recurrentes) deslices arbitrales han procurado una cómoda situación al frente de la Liga y el pase a semifinales de la Champions. Florentino vuelve a ser el patriarca infalible, Cristiano el adorado semidiós de la grada e incluso parece que los coches ya contaminan menos al pasar por La Castellana. Todo eso se acabará hoy. Se acerca la tormenta. ¿Existe mayor motivación para asaltar el Bernabéu (una vez más) que reventar con goles tan idílica estampa y, de paso, engancharse a la Liga?

El triunfo es el bálsamo que necesita el Barcelona para alejar los fantasmas de la decepción europea y no lo va a dejar escapar. Los precedentes de las últimas temporadas y, sobre todo, un mayor talento futbolístico, se mire por donde se mire, avalan la victoria azulgrana en casa del Madrid, que tiende a descomponerse cuando ve a Messi rondar el área en Chamartín.

La baja de Neymar, si es que finalmente no llega a vestirse de corto, puede ayudar incluso a reajustar el equipo dando más fuste al medio campo, ya sea con un 4-3-3 o con el 3-4-3, con Sergi Roberto, Iniesta o el poco utilizado Arda partiendo de la posición de extremo para echar una mano en la medular. La otra opción, la entrada de Alcácer en el once, permitiría jugar con dos delanteros puros, con Messi en modo todocampista, sin ataduras tácticas.

Sin nuevos imprevistos arbitrales de por medio, la lógica y la justicia futbolística dictan que el Barcelona ganará en Madrid. Será la mejor despedida de Luis Enrique como técnico azulgrana en el Bernabéu.

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