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Fondo Norte

Un equipo que se embarca en un martirio

El partido de La Cerámica pudo ser el perfecto resumen de una temporada rojiblanca aciaga

El Sporting se ha embarcado en un martirio que tiene toda la pinta de que va a durar hasta el final de esta aciaga temporada, que pudo tener su perfecto resumen en el partido de anoche en el estadio de La Cerámica, antes El Madrigal. Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio, podrán recitar a los hombres del caporal Ferrer. Con tres centrales pasó los mismo apuros que con dos; con éste o aquel centrocampista perdió los mismo balones que facilitaban los ataques amarillos, que terminaban, sobre todo en el segundo tiempo, con continuas angustias.

La defensa rojiblanca, damas y caballeros, señores y señoras diputados, hizo aguas en los primeros minutos, cuando el Villarreal salió apretando y tuvo tres claras ocasiones en el primer cuarto de hora. El Sporting aguantó como pudo el chaparrón y tomó el mando de las operaciones. Un tiro de Moi Gómez se fue al larguero y, poco después, Andrés Fernández hizo un paradón a cabezazo de Xavi Torres. Ahí se acabó el gas rojiblanco.

Dos minutos después, un mal despeje de Moi Gómez permitió un cabezazo de un jugador al centro del área, un balón intrascendente, donde apareció Soldado para tocar por bajo y superar a Cuéllar. La continuación fue la tarjeta de Amorebieta, en la tercera falta de un Sporting que mostraba todas las carencias y las desgracias de un año para olvidar.

Por si fuera poco, en el arranque del segundo tiempo llegaron dos nuevos goles locales y una oportunidad clamorosa de Soldado, que conectó perfectamente con Bakambú, autor de dos de los tantos amarillos. El excelente de Douglas fue un pobre consuelo para un equipo que no es capaz de sumar los puntos que le acerquen a un Leganés que juega mañana en Éibar y que seguirá con la ventaja de seis haga lo que haga.

Van a ser duros los tres partidos que restan, por mucho que los más optimistas esperen el milagro final que se dio en las dos últimas temporadas. El partido de anoche pudo ser el resumen perfecto del año: ocasiones falladas, despistes defensivos y otra derrota que sumar a las muchas que se han ido cosechando. El panorama se ennegrece aún más de lo que ya estaba antes del duelo castellonense.

Los responsables rojiblancos, que no han lanzado un solo mensaje desde hace meses en un mutismo que demuestra muchas cosas, y pocas buenas, harían bien en ir pensando en el futuro, en las decisiones que es imprescindible tomar, como las altas y bajas en una plantilla supernumerosa, que no supernumeraria, y en marcar un camino para que el actual suplicio no se vuelva a repetir en mucho tiempo. Duro trance el que vive el mundo rojiblanco. Próxima parada, Capuchinos.

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