La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

20210812 113730 01 01

Análisis

Nacho Azparren

Jugar al límite, la estrecha cornisa

En la interpretación más amable posible de la temporada, el Oviedo parece instalado en aquella teoría del ajedrecista Emanuel Lasker: "Cuando tengas una buena jugada, busca otra mejor". El equipo de Hierro ha ido avanzando a lo largo de la temporada en una eterna búsqueda de su identidad, de una propuesta de juego propia. De ahí la idea de improvisación que deja en muchos partidos (en las salidas, para ser justos). Ante el Zaragoza tocó la versión compacta. La del primer tiempo de Tarragona, la del Tartiere en los momentos dorados. Esa imagen esporádica que no ha logrado continuidad en el tiempo, que solo ha salido a relucir de forma esporádica. El Oviedo fue mejor que el Zaragoza, puso más intensidad, acorraló a los maños y dispuso de ocasiones. No ganó y la situación sigue pendiendo de un hilo. Los errores no hay que buscarlos el sábado, sino en la trayectoria anterior. Los azules han llegado al final al límite y siguen transitando por una estrecha cornisa.

Propuesta efectiva

Ya ha sucedido en otras ocasiones: el Oviedo juega mejor cuando lo hace a cara descubierta. Hierro descubrió pronto que el equipo no estaba configurado para tener la pelota. Pero hay formas de someter al rival sin largas posesiones. Lo ha logrado el Oviedo en algunas fases de la temporada. Vienen a la cabeza partidos como el del Levante o el Rayo. O la segunda parte ante el Lugo en casa. En Tenerife también sometió al rival. La duda radica en por qué esos momentos no han gozado de continuidad. ¿Por qué tras una primera parte lucida en Tarragona el equipo desapareció? Y regresó una versión similar en el primer acto ante el Zaragoza... El Oviedo persigue un puesto en el play-off sin haber resuelto aún las dudas sobre su personalidad. Con todo, el objetivo sigue a tiro. Se nota que tiemblan las piernas.

Las cosas claras

El último impulso de la competición ha terminado por premiar a los equipos con las cosas claras. El Levante y el Girona, con otros ritmos, pertenecen a otra liga. Emerge ahora el Getafe como ejemplo de conjunto competitivo. Los madrileños viraron de forma decisiva cuando decidieron prescindir de Juan Eduardo Esnaider y darle la nave a José Bordalás. El técnico alicantino tiene el mapa del tesoro en Segunda y siempre trata de avanzar sobre sus propios pasos. Se sabe la ruta. Tenerife y Cádiz, a su manera, también han mantenido una línea de regularidad convincente. Da la impresión de que en Segunda, competición eterna, el éxito radica en minimizar las crisis, en regresar cuanto antes a la buena senda. Cuando tienes el plan perfilado desde el primer día, recuperar tu camino es más sencillo.

Lecciones para el futuro

Sea cual sea el resultado final, los responsables de la parcela deportiva habrán tomado nota para evitar algunos errores cometidos. Apostar por una plantilla tan larga (25 hombres) en uno de ellos. Dejando al margen el debate de la cantera (es evidente que 25 fichas taponan la llegada de gente de abajo), tampoco parece beneficioso para la gestión del grupo. En realidad, el abanico aparentemente amplio va menguando con el paso de las semanas. Hay futbolistas que no entran en la lista desde hace meses, mientras que otros ven una odisea su paso a la titularidad. En la práctica, Hierro ha tirado de 18 nombres, más o menos, en los últimos tiempos. O sea, que es como si estuviera empleando una plantilla corta.

Instinto de supervivencia

Parece que la temporada se le ha hecho larga al Oviedo. Una vez más. Con todo, el equipo aún lucha por estar entre los seis primeros, el objetivo marcado. Con todos los defectos mostrados, el equipo ha ido desarrollando un instinto de supervivencia que le ha permitido recuperarse de cada golpe para merodear la zona de play-off. El actual tropiezo dura más de lo esperado, ya son seis semanas sin victoria, y sin embargo las opciones se mantienen vivas. Aquí es donde debe aflorar el instinto de supervivencia de un club más que acostumbrado a volver del más allá. Parece lógico que, viendo lo acontecido en el Oviedo en los últimos 15 años, la afición sea la primera en creer en que se puede dar la vuelta. De peores situaciones se ha librado en los últimos años.

Compartir el artículo

stats