Para los valdanistas, una raza que lleva años haciéndole daño al Madrid con su discurso de que correr hacia atrás es de cobardes; para los sevillistas, muy cansinos en sus insultos; para los valencianistas, más cansinos todavía; para los piscineros, para muestra sólo dos botones el domingo en el Camp Nou; para los que dicen que Zidane sólo tiene flor; para los que se descongojan de las "cosas" de Sergio Ramos, pero se ponen a temblar cuando el reloj sobrepasa el minuto 90; para los que llamaban Forrest Gump a Gareth Bale, los mismos que se llevaban las manos a la cabeza con la titularidad de Casemiro (Casemiro titular); para los tiffosi de la Juve "de toda la vida"; para los que hablan de señorío y luego pisan la palabra con sus "valors"; para Simeone, que hace dos temporadas aseguró que la liga estaba preparada para que la ganara el Real Madrid y no la ganó, que intentó pegar a un jugador del Madrid en una final de Champions, que se lío a collejas con un juez de línea y un montón de cosas más; para los que ladran mientras cabalgamos; para los que verán la final de Cardiff desde casa muertos de envidia, pero dirán que no la van a ver porque tienen otras cosas que masticar; para los segurolistas, cuyo líder espiritual afirmó que Bale no era un jugador de fútbol y se quedó tan ancho; para el trío del Plus, que tiene hasta la coronilla a los madridistas con sus narraciones y que este domingo aguantó hasta el último segundo para decir que el Madrid era campeón de Liga; para Mourinho, que destrozó en un año el amor que le profesé durante los dos anteriores; para los que piensan que el Real Madrid es sólo dinero, pero no ven al equipo, su juego y su piña (mejor no lo quieren ver); para aquel soberbio entrenador y su frase peyorativa de que los jugadores del Madrid eran atletas, aunque los atletas le metieron cuatro bolitas en Munich; para Carrasco, D`Alessandro y Soria, lo de éstos no es necesario explicarlo.

Pero también gracias a Cristiano Ronaldo y sus cientos de miles de goles; a Florentino Pérez y su distanciamiento del vestuario, a Messi y su sublime forma de jugar al fútbol que por competencia nos hace más grandes, a Neymar por las risas que nos echamos con sus piscinazos con triple tirabuzón y medio. Gracias a quien fichó a Asensio, al que decidió que Lucas Vázquez debía volver o al que convenció a Isco de que con un toque menos pasaría de jugador de fútbol sala a jugador superlativo. Gracias al preparador físico del Madrid, porque él es uno de los máximos artífices y gracias a los madridistas, porque justo después de ganar la Liga ya teníamos Cardiff en el horizonte de nuestras mentes para no olvidar que este club es ganar y ganar y ganar.

Hala Madrid y mucho más, que en la vida hay cosas verdaderamente importantes.