A la vista de la composición del jurado y tras conocer la primera lista de favoritos, estaba claro que el premio "Princesa de Asturias" de los Deportes iba a ser, como así sucedió, para los All Blacks, la popular selección de rugby de Nueva Zelanda, que tantas imágenes inolvidables ha ofrecido al mundo. No es mal premio, como no era malo el que propuso el exatleta Abel Antón, el de la primera mujer que se atrevió a correr una maratón y que pagó por ello un duro tributo. El premio a los neozelandeses amplía el campo de presencia de los premios porque uno de ellos se va a las Antípodas, donde apenas se han dejado ver. Habrá que ver qué presencia van a tener los All Blacks en el acto del Campoamor, el momento crucial de cada edición, lo verdaderamente importante en frase del fundador, Graciano García.
En otros escenarios no parece que haya novedades dignas de mención. La búsqueda del nuevo director deportivo rojiblanco se alarga porque se ve que está costando encontrar al hombre adecuado para el puesto. La propiedad del Sporting no quiere, por razones que desconocemos pero que podemos intuir, a nadie que se pueda considerar de la casa. No quiere ni gijoneses, ni asturianos ni exjugadores en ese empeño existente en la actualidad en contar sólo con gentes venidas más allá del túnel del Negrón. Cada maestrillo tiene su librillo, claro que sí, pero a bote pronto aparecen unos cuantos nombres de exjugadores del Sporting que podrían ser directores deportivos muy adecuados. A lo mejor, el primero, el propio Abelardo Fernández, cuyas lágrimas por la emoción de la permanencia el pasado año ante el Villarreal han captado hinchas para la causa rojiblanca en Gran Bretaña, como se cuenta en estas páginas. A Abelardo habrá de valorarlo cada día más el amplio mundo rojiblanco. No son de recibo desprecios públicos de algunos portavoces autorizados del director deportivo saliente hacia un entrenador que ha hecho historia de la buena con el Sporting. Y se le dice a usted, señor de guardia.
Por lo demás, distinguido público, cada uno se sorprende con lo que le parece. La última sorpresa puede ser el descubrimiento de que uno de los colaboradores más cercanos a Pep Chanel Guardiola es de Mieres. Se llama Eduardo Álvarez, reside en Manchester y trabaja en el City a las órdenes del primer entrenador del club británico. Nada malo salió de Mieres, en cuyo Caudal hay lío con la marcha de Iván Ania.
Así las cosas, si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio si Jorge Meré está encontrando colaboración del club para sus entrenamientos individuales en Mareo cara al Europeo sub-21? Cuestión importante. Próxima parada, Capuchinos.
