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Fondo Norte

Una final copera que parece menor

El Barcelona llega al partido en fase de depresión, mientras que el Alavés lo hace eufórico

No parece que la final de la Copa del Rey que se disputa hoy sea el partido más apetecible para un Barcelona en depresión, según cuentan desde los aledaños del estadio azulgrana finos analistas del lugar. El club azulgrana no ha vendido todas las entradas que la Federación ha puesto a su servicio. Mientras, en Vitoria, en el Alavés hay una euforia incontenible por la segunda final de su historia, tras aquella ya mítica de la Copa de la UEFA ante un Liverpool poderoso que sudó sangre para doblegar al modesto. Aquella final, en el recuerdo de todo buen aficionado, es el espejo en el que se miran los vitorianos, que han hecho una gran Liga y que pueden terminar con una Copa excelsa. Está siendo una final con sordina. Dicen que la Reina no va a acudir al partido. De las esteladas y los silbatos, nada se sabe tras la sentencia judicial que dictamina que no son ilegales. El Barcelona se mira a sí mismo y le sale que la Copa es asunto menor tras haber perdido la Liga y con el riesgo de que el gran rival, el Real Madrid, se haga con su duodécima Liga de Campeones, con lo que igualará las de blanco y negro con las de color. El partido, desde el punto de vista futbolístico, promete, distinguido público.

Mientras, en los altos predios de Leorio, que diría el clásico, fin de semana de espera. El director deportivo, que no general, sigue sin aparecer por razones desconocidas aunque supuestas. La búsqueda se alarga porque se ve que la propiedad no quiere prisas, que suelen ser malas consejeras, y no encuentra el candidato adecuado para hacer frente a una labor apasionante, aunque devaluada porque la Segunda División es una clara devaluación ante la Primera. Sólo hay que ver el rango informativo nacional que ha pasado a tener el club, que en el ejercicio pasado apareció más por espectáculos penosos en la sala de prensa que por los goles marcados, que no fueron muchos y ninguno para el recuerdo.

Esto es lo que hay amigos, que aseguró en momento memorable Antonio Maceda Francés, futbolista excelso y entrenador en mala época rojiblanca. Es lo que hay, aunque el amplio y entusiasta mundo rojiblanco espera que aparezcan tiempos mejores que los que siguen a un doloroso descenso.

Por un ascenso peleará mañana el filial, que viaja a Olot con una derrota por cero a uno en la maleta. Para subir habrá de marcar dos goles y no encajar más de uno. Dura tarea, pero posible. Han ascendido ya el Gijón Industrial y el TSK Roces tras excelentes campañas. Felicidades.

Si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio cuántos de sus fichajes están en la lista de los peores del año realizada por un diario nacional? Convendría verla. Próxima parada, Capuchinos.

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