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Este Sporting desalmado

Nadie en el puesto de mando veía acercarse el precipicio

Han pasado los suficientes días desde que se materializó el descenso del Sporting como para que, al margen de declaraciones al uso y vacías de contenido, los responsables del fracaso deportivo y organizativo hicieran un balance real de la situación en la que queda la entidad y las medidas para afrontar la próxima temporada en Segunda. Una situación, en Segunda División, que era anticipable desde hace tiempo a la vista de la marcha del equipo y los supuestos refuerzos que se habían traído en la ventana de fichajes de invierno.

Pero es a día de hoy, y salvo sorprendente novedad hasta que estas líneas vean la luz de su publicación, que todo sigue en calma en el Universo Mareo, al que parece que ese descenso anunciado y previsible ha cogido muy de sorpresa. O sea que nadie en el puesto de mando veía acercarse el precipicio jornada a jornada, y de ahí la tardanza en los movimientos ahora. Claro.

Dada la notoria alergia a todo lo que suena a cercano, no es de extrañar que se busquen remedios por algún confín del planeta futbolístico. "Cuanto más lejos, mejor", puede ser el lema que inspira a este Sporting tan desnortado en tiempos muy recientes. Un mal de desmemoriados, de incompetentes o de que los integrantes de la orquesta todavía no se han enterado para qué público están tocando. Que las gentes que abarrotan una jornada sí y otra también el auditorio futbolístico llamado El Molinón gustan de intérpretes que vibren con la melodía, que se entreguen en cada ejecución de la partitura y, si puede ser, dependiendo de la añada, con primeros violines de la Escuela de Mareo. Normalmente se puede, y ahí están los datos. Pero hay que facilitar la progresión de canteranos.

Por ahí han ido los pasos del Sporting más brillante, últimamente desnortado y desalmado, amnésico de su historia y sus raíces. Y en Segunda.

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