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José Luis Salinas

Otra vez la misma piedra

Hierro fue incapaz de controlar al vestuario dividido

Caer una vez está permitido. Pero tropezar dos veces con la misma piedra y casi en el mismo lugar debería dar lugar, como mínimo, a una reflexión. El Oviedo "post Egea" fue un títere con la cabeza rota que se cayó a plomo, pero es que el efecto Hierro (que se vendió como la solución a todos los problemas del equipo) de esta temporada solo valió para salvarse con cierta holgura. Es hora de que los dirigentes carbayones se den cuenta de que el equipo no está para experimentos. Esto no es una universidad, es un equipo que representa a una ciudad y buena parte de una región y, por lo tanto, tiene una serie de responsabilidades. Para curtirse ya están las categorías inferiores, la Tercera o el pozo de la Segunda B.

Esta temporada que acaba de expirar se enfocó mal desde el primer minuto. Y cuando las cosas comenzaron a torcerse ya no hubo vuelta atrás. Hierro ha sido incapaz de controlar a un vestuario que ya se le había subido a las barbas a Egea. El malagueño murió a la orilla del play-off, haciendo el ridículo fuera de casa y dejando a un equipo dividido y, porque no decirlo, en los últimos diez partidos perdido, a la deriva, roto, sin carácter y con un objetivo que ni Hierro se creía.

Ahora llega, de una vez por todas, el momento de hacer borrón y cuenta nueva. Porque la afición no permitiría que la campaña del año que viene volviera a acabar con otra mancha de tinta en el expediente. Es la hora de agradecer a todos aquellos que nos sacaron del pozo los servicios prestados y decirles que el proyecto debe de continuar sin ellos. Es duro, y quizás a muchos de ellos les duela, pero el Real Oviedo debe de estar por encima de cualquier ego.

Además, llega el momento de demostrar que el Oviedo, como se ha dicho alguna vez desde México, va a ser un club de cantera. Porque, señor Fernando, dar una oportunidad a los más jóvenes no significa sacar a Héctor Nespral en los últimos ocho minutos de la temporada cuando ya está todo el pescado vendido y cuando todas las esperanzas ya se han evaporado. Hierro pasará a la historia como uno de los técnicos carbayones que menos oportunidades dio a la cantera. Si de verdad se quiere apostar por un Oviedo con futuro debe de comenzar a cuidarse y mimarse a los que se dejan la piel en El Requexón. Pero a los que son de los nuestros, no a los que son de los otros.

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