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París, Asturias y Madrid

Llegar hasta cuartos de final en Roland Garros no es ninguna broma, y eso es lo que ha logrado Pablo Carreño a base de mucho esfuerzo, algún triunfo agónico y buen tenis, muy buen tenis. Hasta que se encontró con una inoportuna lesión abdominal y también, y no es un encuentro menor, con el renacido Nadal. El gijonés, instalado ya en el top 20, ha mejorado notoriamente su posición tras su paso por París y ahora su objetivo es recuperarse satisfactoriamente para llegar en buenas condiciones a Wimbledon. A ver si a partir de ahora el gijonés ya no sufre equivocaciones por parte de alguna cadena de televisión nacional, que lo rotulaba como Pedro Andújar en una reciente entrevista, tras su brillante intervención en Copa Davis.

Atrás queda la fulgurante llegada a cuartos parisinos del ovetense Galo Blanco, y bastante más atrás, 1983, la incursión en la élite tenística del luanquín Juan Avendaño, que debutaba en Copa Davis cuando la capitaneaba Manolo Santana en eliminatoria ante Yugoslavia en el madrileño Club Internacional. Hitos importantes en el tenis asturiano, sin embargo alejado por razones obvias del potencial de Baleares, Madrid, Cataluña o Valencia.

Pero también ha llamado la atención la rotura de vajilla de Pepe antes de cruzar la puerta de salida del Real Madrid. Su buena y larga trayectoria (episodios puntuales al margen) en el club parece que no se merecía este final. Y trae el recuerdo de otros desencuentros en el mismo escenario: Del Bosque, Hierro, Raúl, Casillas?Ciclos que lógicamente se acaban por la ley implacable del fútbol, pero epílogos desafortunados a grandes trayectorias. Una lágrima entre tanta sonrisa como acumula el club blanco en las últimas fechas y una sorpresa el malestar larvado del luso, que una vez terminada la competición sí habló claro y directo.

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