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Fondo Norte

La ausencia de estructuras propias

En cuestión de días el Sporting va a incorporar a once nuevos trabajadores

El Sporting va a incorporar en cuestión de días a once nuevos trabajadores para sus distintos organigramas. Si hacemos caso a este periódico, que se lo hacemos faltaría más, hay tres nuevos trabajadores en el gabinete de comunicación. El entrenador, Paco Herrera, llega con cuatro colaboradores. Tres más cinco suman ocho. El director deportivo, que no general, el castellano leal Miguel Torrecilla, llega con dos colaboradores más. O sea, que ocho más tres suman once. Once nuevos, once altas en la Seguridad Social para mejorar los datos oficiales. Ni Arcelor ni Alimerka fichan con tanta alegría, pero así es el actual Sporting.

No hace tantos días se despedía del Sevilla el triunfador Monchi. Al despedirse declaró que su mayor satisfacción era haber dejado montada la estructura en la dirección deportiva. La estructura ha permitido al club andaluz hacer que corra el escalafón: el exsportinguista Óscar Arias, segundo con el ahora romano, ha pasado a ser primero y en la dirección deportiva siguen, que se sepa, los mismos. El Sporting funciona al revés que el Sevilla: llega un nuevo director deportivo, que no general, y trae consigo a sus colaboradores más estrechos. Cuando Miguel Torrecilla deje el Sporting se irá con él toda la estructura que monte en el club.

Con el entrenador, con Paco Herrera o con el que venga, pasará lo mismo. El técnico traerá a su equipo, que lo mismo que viene se irá, sin que haya un nexo de unión con el pasado cuando haya que contratar un sucesor para Herrera o para el que venga. El Sporting se queda sin estructura cada vez que hace un cambio en los departamentos deportivos más importantes. Y eso, distinguido público, no es nada bueno. Desde Sandoval no hay un gramo de continuidad en las tareas deportivas rojiblancas. Cada entrenador aparece con su equipo y cada director deportivo, que no general, hace lo mismo.

El Sporting desde casi siempre tuvo una serie de técnicos que daban continuidad a la escuela rojiblanca, por lo general exjugadores capaces de transmitir el ideario que en las décadas pasadas había instaurado Vicente Miera, tal como recordó más de una vez Joaquín Alonso, símbolo entre símbolos de lo mejor del mundo rojiblanco.

Las cosas están así y no se ve que puedan cambiar en un breve plazo de tiempo. Es más, no se ve voluntad de cambio por ningún lado, a la espera de comprobar cómo van a salir las cosas en el crucial ejercicio que comenzará pronto.

Si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio cuántos no asturianos ha fichado el Sporting desde el primero de julio de 2016? Próxima parada, Capuchinos.

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