El fútbol es la vida misma, como reconocen los observadores más desapasionados. La última prueba ha aparecido vía un diario deportivo portugués que anunciaba la decisión de Cristiano Ronaldo de abandonar no sólo el Real Madrid, sino España (ojo, al matiz). Parecía que el verano del Real Madrid iba a ser un baño de felicidad y optimismo después de alcanzar las dos ligas, la española y la de Campeones, pero se va a convertir en un barullo monumental en el que ya se ven por dónde aparecen las versiones y las intoxicaciones. El mensaje del Real Madrid es rotundo, el club está por encima de cualquier jugador. Pues claro, distinguido público. Di Stéfano se fue dando portazos aquí y allá ("Me tratan como a una criada", llegó a declarar) y el club ha ganado siete Copas de Europa sin el fenómeno argentino. Es el final de la etapa de Jorge Mendes en el club, apuntan otros analistas. Y muchas más versiones de un hecho que va a traer cola porque chocan los intereses de dos multinacionales, el club y el futbolista. El verano va a ser divertido y tutti contenti, Rerum Novarum.

Mientras, en los territorios rojiblancos, más modestos que los blancos, faltaría más, va a comenzar una nueva era. Puede que el primer hecho de la misma sea el resultado que se dé esta tarde en Beasáin, donde el filial juega el primer partido de la eliminatoria decisiva para el ascenso. La nueva era, a saber, la marcan las llegadas del castellano leal Torrecilla a la dirección deportiva, que no general, y de Paco Herrera al banquillo, que necesita de una mano firme y conocedora de los secretos de una Segunda División llena de trampas, y más en el próximo ejercicio a poco que se repase la lista de participantes.

A Herrera lo presenta el club mañana, a la una de la tarde, en la sala de prensa del Anfield del Piles, lugar reservado a las presentaciones de lujo. Las otras se llevan a Mareo. Herrera, a la vista de las circunstancias, es un lujo para el Sporting de hoy. No hace falta que le pregunten por dónde llegó a Gijón desde Valladolid, si por Tordesillas o por Medina de Rioseco, que tiene la suerte de disfrutar de un alcalde de categoría especial, llamado Artemio Domínguez. Sí convendría que le pregunten si aprendió algo como entrenador de Pasieguito, quien lo trajo a un Sporting que disponía de excelentes futbolistas que no terminaba de romper en gran equipo. Larga vida rojiblanca al nuevo tándem de responsables técnicos.

Si pregunto, ¿molesto?: ¿ha orientado Esuperio a Exuperancio sobre el lugar donde se guardan las llaves de los éxitos rojiblancos? Próxima parada, Capuchinos.