El calendario festivo personal permitió a última hora contemplar en el plasma, que dicen los analistas de Mariano Rajoy, el último ensayo del Sporting cara a la ya inminente Liga. La conclusión del partido de Palencia y de los anteriores es clara; el margen de mejora es amplio, por más que la pretemporada se haya cerrado con un empate con goles ante un rival de la máxima solvencia, la Real Sociedad. Fue admirable ver cómo en una soleada tarde de verano las gradas de La Balestera contaban con amplia presencia de seguidores de los dos equipos. Las camisetas rojiblancas no engañan y enseñan una amplia esperanza.

Una esperanza, distinguido público, que pasa por un Sporting sólido y ambicioso al que, sin duda, le faltan piezas. El partido palentino ha confirmado lo que ya se sabía de todos los jugadores de la plantilla. Algunos no dan el mínimo por falta de calidad. Son aquellos que fallan pases una y otra vez o aquellos que no llegan a un balón para el que hay que correr con velocidad o aquellos que pierden balón tras balón. No merece la pena dar nombres porque lo mismo Paco Herrera que el castellano leal saben de sobra de la realidad de la plantilla que en los últimos partidos ha abierto dudas en algunos puestos que parecían bien cubiertos, y no lo están.

La tarea del castellano leal, de Miguel Torrecilla, es amplia de aquí al final de mes porque la plantilla exige ajustes vitales que permitan garantizar una lucha por el regreso desde las primeras jornadas. La actual pretemporada es de las más interesantes que ha vivido el Sporting en los últimos años porque exige levantar un buen equipo de la ruina en que se convirtió en la nefasta temporada pasada. La plantilla, que ha entrado en régimen de temporada oficial, descansa hoy por lo que le quedan cuatro entrenamientos para ajustar las piezas más desajustadas, ya que en la tarde del sábado en Alcorcón no habrá amistoso que valga, los rojiblancos se darán de bruces con partidos de tres puntos, y así durante muchos meses hasta llegar al final de una competición larga y agotadora.

Herrera viene demostrando desde su llegada, o su regreso, a Gijón una sensatez que se agradece. Hay cosas que mejorar, reconoce el entrenador rojiblanco que ya conoce de sobra a los suyos porque los ha ido viendo a lo largo de estas semanas. En mejorar las cosas se impone cada día el entrenador, que sabe de la importancia de un buen arranque liguero para calmar las aguas del olvido y para sembrar el amplio mundo rojiblanco de optimismo.

Si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio las verdaderas razones por las que Michael Santos no trajo todos los papeles en regla para firmar el contrato? Próxima parada, Capuchinos.