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Alberto Menéndez

Sin confianza

Sobre los fallos cometidos por el Oviedo en las dos últimas jornadas

Resulta difícil de entender y más de explicar lo que le ha sucedido al Oviedo en las últimas dos semanas. Después del buen encuentro despachado frente al Cádiz, que había llegado al Tartiere líder, el equipo azul ha entrado en una extraña fase de desconcierto, de falta de ideas. Y, claro, ha dejado de transmitir la imagen de seguridad y las positivas sensaciones de las primeras jornadas.

Es indispensable que los jugadores recuperen la confianza. Esa debería ser ahora el principal objetivo de Anquela. Tenía razón el entrenador azul cuando explica que en Albacete el equipo tenía controlado el partido después de haberse adelantado en el marcador y que resulta inexplicable que en esas circunstancias fuera superado por un equipo con graves problemas internos, hundido en el fondo de la clasificación. Anoche se repitió la historia. Tras una primera media hora en la que el Oviedo se puso arriba con dos goles (y tuvo ocasión de marcar alguno más) se dejó empatar y no acabó cediendo los tres puntos gracias a las afortunadas intervenciones de Juan Carlos.

Tras lo sucedido en el Belmonte, Anquela apostó por reforzar el centro del campo con la entrada de Forlín por Rocha para intentar evitar lo que desgraciadamente volvió a ocurrir ayer: no dar facilidades defensivas al equipo contrario. El Zaragoza se encontró con más oportunidades de gol de las que ni el más optimista de los miembros de su delantera había soñado.

En la segunda parte, el Oviedo apenas inquietó a Christian Álvarez, y prácticamente siempre que lo intentó fue a base del recurso de la impotencia, el bombeo de balones al área. Los dos hombres encargados de crear, de imaginar el juego, Berjón y Ñíguez, tuvieron un inicio fulgurante, con un auténtico golazo por parte del ilicitano, pero se fueron difuminando hasta acabar uno, el primero, sustituido, y el segundo lesionado.

El Oviedo ha demostrado sobradamente que es un equipo capacitado para luchar por los puestos altos de la tabla. Lo sucedido en los dos últimos partidos no debe hacer dudar a la plantilla. Pero eso sí, es necesario que reaccione ya para que la ansiedad no acabe jugando una mala pasada al conjunto. Anquela lo sabe y seguro que hará todo lo posible esta semana para que sus jugadores recuperen la seguridad perdida.

No obstante, el técnico oviedista es muy probable que sería más optimista y estaría más tranquilo y convencido de lograr el objetivo si comenzara a recuperar a algunos de los lesionados, sobre todo aquellos que tienen que ver con la creatividad, con hacer más fluido el juego en el centro. Con ellos contaría con más opciones de conseguir la continuidad de la que ha carecido el Oviedo tanto en Albacete como ayer ante el Zaragoza en el Carlos Tartiere,

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