Al mediodía de ayer, tiempo en el que se suele escribir este comentario, quedaba pendiente el resultado del duelo aragonés entre el Huesca y el Zaragoza, importante para saber en qué puesto se va a quedar toda la semana el Sporting derrotado en Reus. El equipo que afecta al Sporting no es, como podría parecer, el Zaragoza, perdido en la tabla, sino el Huesca de Rubi, un entrenador que pasó por El Molinón como el sol por el cristal, sin romperlo ni mancharlo. Pero a estas alturas de la temporada, distinguido público, no es cuestión capital que el Sporting vaya tercero o cuarto o, incluso, primero. Han de avanzar las jornadas para que los puestos comiencen a ser importantes.
Ahora mismo más importante parece la confesión de don Francisco Herrera en la sala de prensa de Reus. Ha confesado que tiene una plantilla de exquisitos que no están llamados por la senda de la pelea y del choque, aspectos tan necesarios en la categoría en la que militan los rojiblancos.
La confesión del entrenador de los rojiblancos es más preocupante de lo que parece. No se trata de buscar una supuesta crítica al castellano leal, autor de los fichajes, ni una disculpa para la derrota. Se trata de poner de relieve un defecto que el aficionado medio ha descubierto hace semanas y que no tiene arreglo porque los jugadores son como son y no suelen cambiar a media temporada. El Sporting no es equipo de pelea y choque, cuestiones muy necesarias para sacar adelante los partidos de Segunda. Los dos próximos rivales en El Molinón, Valladolid y Cádiz, van a exigir choque y pelea. El primero acaba de ser barrido en casa por el Nàstic de Tarragona; el segundo ha vuelto a casa con la victoria lograda en Almería. Dos duelos que van a exigir choque y pelea. A ver cómo sale la cuestión, el asunto, el tema.
Y como hoy es martes, aunque esto siga sin ser Bélgica, un país que han puesto de moda los autores del aquelarre, queda claro que hay frases de la noche del domingo que convendría recuperar. Por ejemplo, el descubrimiento de los comentaristas de la tele de que el Real Madrid no ha marcado ningún gol de cabeza en lo que va de temporada; pues bien, segundos después, va Casemiro y bate al portero de la UD Las Palmas de un perfecto cabezazo. Los locutores se quedaron sin habla por la inoportunidad del hallazgo. Y no digamos poco después cuando Cristiano Ronaldo dio un perfecto pase para que Isco hiciera el tercer gol blanco que cerraba una noche gris, iluminada por el gol del andaluz y, sobre todo, por el gol de Marco Asensio, genial.
Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿ya descubrió Esuperio dónde han metido los héroes del Telemark? Próxima parada, Capuchinos.
