La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fondo Norte

Nostalgia sana de un partido ante el Cádiz

Un Sporting desatado, y sin Quini, lesionado en el primer tiempo, dio un recital en el Carranza

La importancia del partido del domingo en El Molinón entre el Sporting y el Cádiz adquiere más importancia desde el resultado frente al Valladolid y la lesión previa de Sergio Álvarez, que estará ausente según los datos del propio club entre cuatro y seis semanas. O sea, que lo mismo no lo volvemos a ver hasta después de las vacaciones navideñas que logró Manolo Sanchís para los jugadores cuando era líder sindical del colectivo. Las soluciones buscadas a la trágala por el entrenador rojiblanco el domingo pasado no dieron resultado. A ver si lo dan las que busque para recibir a los amarillos del Carranza.

En días como éstos viene de perlas sintonizar con el canal historia y recordar aquel uno a cinco de la temporada del ascenso con Vicente Miera Campos al frente de la plantilla que había perdido la categoría con la mejor delantera de la historia rojiblanca: Churruca, Quini y Ferrero. A la temporada siguiente, ascenso lujoso, ya sin Churruca, llamado al seno de San Mamés. Pues bien, aquel partido de Cádiz, avanzada ya la primavera, era muy importante porque los dos equipos se jugaban el liderato. Para empezar, distinguido público, fue el campo en el que más tifus vio el autor de estas humildes líneas. Eran tiempos en los que había socios compromisarios en cruzada contra los pases de favor. Porque eso del tifus se seguía con atención. Con tanta que estuvo a punto de provocar un conflicto con las autoridades militares porque un directivo se plantó en la puerta cero e impidió la entrada de un hijo de un alto mando que estaba haciendo milagros para que los jugadores rojiblancos tuvieran una mili compatible con entrenamientos y partidos, Claro que el tifus de Cádiz no fue nada al lado del de Belgrado, poco tiempo después.

Total, que el partido empezó con una amplia fase de desgaste, que desesperaba a José María García, relator del mismo desde un palco de prensa descubierto. García tenía que convertir faltas en el medio campo en peligrosísimos lances. Quini se lesionó en el primer tiempo y en el segundo se desató un vendaval rojiblanco que dejó el marcador en uno a cinco. Enrique Mateos, entrenador amarillo, llegó poco menos que groggy a la sala de prensa y no se sabe qué dijo de un reloj que le había regalado el presidente. Fue una tarde tremenda, el anuncio casi definitivo de que aquel Sporting volvía a Primera. Y volvió.

Viene bien, distinguido público, recordar fechas como aquélla a la vista de los tiempos actuales en los que cuesta recordar un partido con sentido. Pero, en fin, es lo que hay.

Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿qué dice Esuperio de los héroes del Telemark, que quieren sacar la cabeza del agujero? Próxima parada, Capuchinos.

Compartir el artículo

stats