El Molinón acoge hoy un encuentro que parece haberse equivocado de categoría. Sporting y Zaragoza saltarán esta noche al césped pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor para dos clubes históricos que pelean por enderezar sus caminos para que estos confluyan en sendos ascensos en el mes de junio.

Los locales, inmersos en el peor momento de la temporada, reciben a un conjunto maño que no termina de arrancar pese a contar con una de las plantillas de más nivel de toda la Segunda División. Puede que ahí resida, precisamente, el mayor peligro de un Zaragoza que aguarda con paciencia el momento de su despegue. Misma paciencia que tanto parece reclamar, semana tras semana, Paco Herrera para su equipo. El técnico catalán hizo clara referencia a ello este viernes en rueda de prensa, pidiendo a la afición que arrope a su equipo a pesar de las dudas suscitadas en los últimos encuentros, donde los rojiblancos han encadenado cuatro encuentros sin conocer la victoria.

No se equivoca Herrera pidiendo el apoyo de su afición, consciente de que buena parte de las aspiraciones de su equipo pasan por hacerse fuertes en casa, algo básico en la Segunda División de los últimos años. Para ello, el Sporting deberá comenzar a darle argumentos a su gente para recuperar la confianza perdida no solo por la afición, sino también por sus propios jugadores. Los tropiezos en casa ante Valladolid y Cádiz dejaron sensaciones muy amargas que la visita al Carlos Belmonte no han hecho más que confirmar.

Volviendo al encuentro de hoy, cabe destacar que la magnitud del rival supone un arma de doble filo para el conjunto rojiblanco; si bien la dificultad de conseguir los tres puntos ante uno de los equipos de mayor nivel de la competición es alta, hacerlo se convertiría en un punto de inflexión para abandonar una crisis que Herrera se niega a admitir. Para ello, el técnico catalán parece decidido a volver a un once más habitual, tras el fallido experimento de los tres centrales o la enésima oportunidad a un Borja Viguera que no parece encontrar su sitio desde su aterrizaje en Gijón.

Bien haría el Sporting en no encomendarse únicamente a la calidad de los Carmona, Rubén, Santos o Scepovic, haciéndose dueño del balón ante un Zaragoza que demuestra domingo tras domingo lo cómodo que se siente cuando tiene la posesión, de la mano de un Álex Febas al que le quedan pocas tardes en La Romareda, ya que su nivel, al igual que el de su club, no corresponden con esta categoría.

Asturianos y maños confrontarán hoy en El Molinón en un partido con demasiado nombre como para llevar consigo el apellido de la Segunda División.