La luz roja de emergencia se ha encendido en el despacho del contable del Barcelona. Y es que la ansiada foto de Bartomeu con Messi firmando la renovación de su contrato ha obligado al club catalán a romper la hucha y a una desesperada estrategia en varios frentes para lograr cuadrar unas cuentas que esta temporada andan por los 897 millones de euros. Casi nada.

Pero es que de ellos, los sueldos de todas las secciones azulgranas -fundamentalmente de la plantilla del primer equipo de fútbol- se llevan 588 millones. O, lo que es lo mismo, el 84 por ciento del presupuesto es para pagar nóminas, cuando el indicador máximo debería ser del 70 por ciento y el ideal estar entre el 55 y el 60 por ciento. Y eso que los 222 millones que el PSG pagó por Neymar ayudaron a cuadrar el balance, pero parece improbable que el jeque vaya a arreglar la contabilidad de los catalanes cada verano.

Por eso Bartomeu y el resto de los chicos de las corbatas tienen un plan con el que esperan recaudar al menos 150 millones extras. De ahí que se haya puesto en el mercado -muchos llevan meses en el escaparate- a buena parte de la plantilla (Arda Turan, Alcácer, Denis Suárez, Rafinha, Aleix Vidal, André Gomes...). Paralelamente, y a la vista de la poca fortuna que el pasado verano tuvo con las ventas de futbolistas, el Barça trabaja para lograr patrocinadores. Uno, por el que esperan ingresar entre 12 y 15 millones, para la camiseta de entrenamiento. Y otro, para poner apellido al Camp Nou. Todo sea para alimentar la hucha que hubo que romper por la Pulga.