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Del Levante al Cádiz sin pasar por Mareo

Lo ilusionante sería tratar de ser el Sporting y volver a un equipo con el que los aficionados nos podamos sentir identificados

En su etapa como presidente del Fútbol Club Barcelona, Joan Laporta pronunció una de esas frases que se han quedado grabadas como recurrentes en el mundo del fútbol; ¡Al loro, que no estamos tan mal! No hace muchas semanas y sin utilizar directamente esa expresión Paco Herrera nos decía que el equipo estaba a dos puntos del ascenso directo y que no veía motivos suficientes para que hubieran saltado todas las alarmas en "Can Sporting". Cuando uno se aferra exclusivamente a la tiranía de los resultados y los utiliza para justificarlo todo es que cuando éstos fallan todos se dan cuenta de que, como el rey del cuento, vas desnudo. Hace escasamente un mes el Sporting merodeaba por la parte alta de la tabla, presumía de músculo en las dos áreas y más de uno pensaba que éramos la reencarnación del Levante de la temporada pasada. Ahora que ya no podemos ser el Levante aspiramos a ser un Cádiz que ha conseguido superar el bache de resultados tras varias victorias consecutivas. Lo ilusionante, lo hermoso, sería tratar de ser el Sporting y volver a ser un equipo con el que los aficionados nos podamos sentir identificados. Canella, Lora, Jorge, Pedro, Omar, Luis Morán, Míchel o De Lucas formaban parte de la plantilla del ascenso con Manolo Preciado y muchos de ellos resultaron claves. Otra vez Lora, Cases, Guerrero, Pablo Pérez, Sergio, Álex Menéndez, Meré, Ndi, Rachid, Santi Jara, Barrera, Juan Muñiz, Jony o Luis Hernández contribuyeron decisivamente en el Sporting de Abelardo al retorno a Primera. Leíamos la semana pasada el enfado que las palabras de David reclamando la presencia de canteranos en el primer equipo habían causado en Quintero en un acto de peñas. Imaginamos que el colombiano ignora quién fue este jugador veterano en la historia del Sporting, pero en tiempos de fácil acceso a la información como los actuales no estaría de más que buceara un poco en la red de redes para saberlo.

Entre el décimo puesto que ocupa el Sporting en la actualidad en Segunda División y el segundo en el que está instalado el filial en la tercera categoría del fútbol español median trece equipos y, ante las ausencias en el primer equipo, la solución ha sido subir a un central para hacerlo jugar de lateral derecho en un partido como el del viernes en el que el Sporting se medía al filial del Barça y no a un equipo repleto de jugadores curtidos en la categoría que podían hacerle pagar cara la inexperiencia a Adrián Montoro.

En lo que sí es constante este equipo es en demostrar semana tras semana que los aficionados que pensamos que no se puede jugar peor, que ya hemos tocado fondo, estamos equivocados. No obstante van a tener que empeñarse mucho si quieren superar lo de la primera parte del partido contra el Barça B. Cuatro centrales, Scepovic en el banco, Viguera en la banda, Santos de agente libre? nada nuevo, otra vuelta más a ese plan que puede que exista, pero que no parece muy fiable.

Lo cierto es que desde 1992, desde la conversión en SAD, este equipo nuestro está aquejado de una enfermedad terminal; en ese tiempo no se ha dado nunca con el tratamiento adecuado y cuando parecía que el enfermo respondía a una medicación decidieron cambiarla. Y a este enfermo terminal ahora le duele la cabeza y, aunque nos puede parecer un problema menor debido a la gravedad del mal endémico, necesita urgentemente una aspirina. Puede que haya que ir a una farmacia a buscarla, puede que quede alguna en la despensa o podemos esperar a que el dolor pase solo. El problema es que el que tiene que administrarla parece que no sabe dónde queda la farmacia y tampoco conoce muy bien la casa para saber en qué cajón se guardan. Y el descenso a 5 puntos; esperemos que con una aspirina sea suficiente.

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