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Anquela "enchota"

El entrenador del Oviedo, un tipo con carisma, - está imprimiendo su estilo en el equipo

En la vida no se puede ir a ningún sitio sin personalidad, sin identidad. En el fútbol, que es como la vida, tampoco. Pero hay ejemplos en las dos facetas, el fútbol y la vida, que demuestran lo contrario. Excepciones que confirman la regla. Existen personas mediocres en los puestos más relevantes del mundo y equipos sin una pizca de estilo propio que han logrado grandes gestas. Lo cierto es que lo importante, lo que lleva al éxito tarde o temprano, es dejar marcado un sello propio. Que se acuerden de ti, vaya. Que, cuando regreses a un lugar muchos años después, la gente sepa perfectamente quien eres y lo que has logrado.

Y eso es exactamente lo que está haciendo Anquela con el Real Oviedo. El entrenador azul tiene una cualidad que no se compra: carisma. Anquela transmite. Contagia. Excita. Anquela, si me lo permiten, "enchota" (palabra inventada por la jerga juvenil ovetense que significa agradar mucho). El jienense derrocha personalidad, exactamente la misma que empieza a demostrar el Oviedo. El domingo, contra Osasuna, Anquela demostró energía incluso cuando Lillo casi lo manda al HUCA lesionado. La imagen de su cara llena de barro, además de cómica, es épica. Egea fue de los que dejó su sello en Oviedo con el famoso "Entrenen, compitan y cállense la boca". Anquela, después del partido, dejó una de esas citas que también pueden ser recordadas: "Si eres bueno corre, y si no lo eres tanto, corre el doble". Un estilo propio definido en una frase.

Las conclusiones después del domingo van más allá del resultado. Una importante es que el Tartiere cada día se parece más a un hogar futbolero de verdad. Complicaciones del césped al margen, el campo del Oviedo tuvo problemas desde que se construyó y, además, vivió más temporadas en el infierno que en el fútbol profesional, una losa difícil de llevar. El Oviedo tenía que jugar ahí por obligación, pero parecía que no se acostumbraba a su hogar. Igual es porque el color azul cada día luce más en el Tartiere, (hay que seguir luchando contra el gris) pero lo cierto es que el feudo oviedista progresa. Y cuando ruge más de uno tiembla. El estadio, pese a lo desastroso de su construcción y situación, es aprovechable y tiene muchísimo margen de mejora. Que empiecen por el drenaje del césped. Además, en el Tartiere pasan cosas especiales; es el único campo de España que ovaciona a los jardineros. El oviedismo es diferente.

Había dudas sobre la celebración del partido por la tromba de agua que cayó en Oviedo. Parece mentira. Somos asturianos, no canarios. Un partido así debería jugarse una vez al año por obligación. A veces, los urbanitas carbayones creemos que vivimos en una bola de cristal en vez de rodeados de montañas. Y ninguna ciclogénesis asusta a este Oviedo.

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