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El momento de ver si hay buenos gestores

El adiós a la deuda mostrará la habilidad del club en la administración para competir por un buen lugar en el tope salarial

Las cuentas del Sporting son cada vez más sencillas de analizar tras los pagos de deuda atrasada y puede que por primera vez en años representen una imagen fiel de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) o, al menos, sin las dudas que ofrecían en temporadas anteriores aunque fueran legalmente elaboradas y auditadas.

Las que se presentan hoy en la junta de accionistas vienen marcadas por la cesión del derecho de uso de El Molinón por 38 millones de euros, que permite salir al Sporting de la "causa de disolución" en la que estaba inmerso desde hace innumerables años. El club no debía hacer efectiva esa disolución mientras fuera cumpliendo su convenio de acreedores (como refleja la jurisprudencia sobre el tema) pero en esta temporada 2017-18 podría finiquitarse el convenio, y de esta forma se evitan posibles responsabilidades de los administradores a la par que la propia causa de disolución, en una maniobra habitual en muchísimos equipos de Primera y Segunda División. La acción anterior es puramente contable, sin repercusión real a nivel monetario. Ni el Sporting ha recibido ni un euro del Ayuntamiento, ni el Sporting ha recibido dinero como tal.

Lo que sí tiene ese matiz real es el pago de más de 12 millones de euros a entidades de crédito durante la temporada pasada a las que se había solicitado financiación para pagar deudas atrasadas y que han lastrado al club durante estas últimas temporadas a nivel deportivo, por tener que desviar fondos de esa parcela a la deuda. Algo más de 6 millones de euros de beneficio ha obtenido el Sporting durante la temporada 2016-17 y presupuesta además otros siete para poder afrontar el pago del último plazo de deuda concursal, que debe realizarse durante este mes de diciembre por esa misma cantidad.

Y no hay mucho más. A medida que los clubes se sanean las cuentas se simplifican. El Sporting presenta unas cuentas correctas para la temporada pasada y ésta, pero que a mí siempre me dejan la duda de si podrían ser mejores. Sigue teniendo unos gastos estructurales superiores a equipos de similar tamaño y que se han encontrado en situaciones económicas límite como las que ha superado el Sporting. Mientras otros clubes se han visto obligados a utilizar "economías de guerra" y optimizar sus estructuras, el Sporting nunca ha reestructurado la suya en profundidad, lo que le deja en cierta desventaja competitiva a la hora de optimizar su parcela deportiva con más fondos, algo que se nota muchísimo más en Segunda División.

Si no lo ha hecho antes en situaciones económicas muy complicadas no es muy probable que lo haga ahora cuando la SAD probablemente alcance la prometida deuda cero a finales de temporada y sin apreturas económicas de ningún tipo en el horizonte.

Con todo esto y la deuda ya finiquitada, la temporada 2018-19 debería ser la primera en el tiempo en la que hubiera una equivalencia casi perfecta entre el tamaño del club y su poderío económico para formar una plantilla competitiva. La economía dejaría de tener una importancia real en la vida del Sporting y la intuición de un aficionado medio debería corresponderse con la realidad en cuanto a los favoritismos económicos entre distintos equipos. Entonces sí, la pura gestión ordinaria de los administradores pondrá al Sporting en un lugar u otro a la hora de calcular el tope salarial, gasto en plantilla y todo lo que realmente importa a un aficionado. El examen a la gestión será mucho más fácil y directo y, sobre todo, indiscutible con los números.

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