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Eloy Méndez

Pase al hueco

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Borrón y cuenta nueva

El brindis navideño de Javier Fernández y lo que está por venir

El alegre suspenso que le dio Javier Fernández al primer equipo en el brindis navideño del pasado viernes, como si con él no fuera la cosa, puso el punto final a un año funesto para el sportinguismo. Este discurso con cava y sin autocrítica debería extrañar en boca del presidente de un club que logró un ascenso de 82 puntos y una celebrada permanencia cuando estaba sancionado sin poder fichar y que descendió en cuanto regresó al mercado, para deambular ahora por tierra de nadie en Segunda. Pero como la hinchada anda curada de espantos, lo mejor será pensar en lo que viene.

Motivos para creer hay. Lo cortés no quita lo valiente y justo es reconocerle al máximo gestor la deuda cero, el final de la asfixia económica que estuvo a punto de tumbar a la entidad en tantas ocasiones. Además, es posible que, esta vez sí, alguien acierte con los refuerzos en el tenderete invernal (la parroquia pide a gritos un extremo, que bien podría llegar acompañado de un central y de un mediocentro). Y el regreso de Sergio, tras casi dos meses en el dique seco, abre la puerta a recuperar el equilibrio perdido.

El parón vacacional aparece en el mejor momento para un equipo que necesita reinventarse con la llegada del nuevo entrenador. Las sensaciones frente al Tenerife fueron inmejorables, pero el partido en Granada devolvió de nuevo una imagen de impotencia que es incompatible con el Sporting, por galones, historia y afición. Que a nadie se le olvide con los turrones que el ascenso es el objetivo irrenunciable a final de temporada, por lo civil o por lo penal. En eso sí, el presidente tiene toda la razón.

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