La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

20210812 113730 01 01

El Oviedo del pasado, el Oviedo del futuro

El triunfo de los azules suena a perfecto epílogo de los años del terror, a grito reivindicativo

"Dark", una serie alemana con tirón en los últimos tiempos en Netflix, trata el asunto de los viajes en el tiempo para darle forma a su narración. La serie nace con una frase de Albert Einstein: "La distinción entre pasado, presente y futuro es solo una ilusión obstinadamente persistente". Lo que traducido al lenguaje de serie para todos los públicos es un sinfín de aventuras en la que los personajes pueden alterar la línea temporal a su antojo. Todo se relaciona. El tiempo es un elemento que también se puede modificar.

Hace tiempo que el Oviedo juega con su pasado en cada partido. Cada nuevo desafío recuerda que hubo tiempos peores, en el que los muros eran más altos, las trampas más afiladas, los enemigos más malvados. Después de sortear el precipicio un par de veces el Oviedo se agarró a la cornisa y siguió su camino. Ese pasado, el de las referencias al barro, es el que le hace crecer en el presente.

La victoria en el derbi no son sólo tres puntos, como ha tratado de subrayar con escaso éxito entre la afición Anquela. Se entiende su postura, por otra parte. Son tres puntos que saben diferentes. Porque en el Oviedo, pasado, presente y futuro son parte del mismo camino.

Ganar al Sporting tiene una elevada carga emocional para el oviedismo. Suena a grito reivindicativo. El capítulo de los años del terror había quedado superado con aquel glorioso párrafo de Cádiz, el del portazo definitivo a la Segunda B. Pero quedaba la sensación en el oviedismo de que aún faltaba algo más. Un epílogo a la altura del relato.

El golpe llegó en un partido que mostró al Oviedo más instintivo de la temporada. En otras ocasiones, Anquela es el que imprime su sello desde la banda. Su colección de aspavientos y gritos se entiende sobre todo como medida de activación para el equipo. Es difícil no entregarte cuando ves a un tipo en la banda al borde de un ataque de nervios. Pero ayer fue el Tartiere el que le hizo el trabajo sucio a Anquela. Esa conexión con la grada hizo que el equipo diera un par de pasos hacia adelante.

Ayer el equipo sí defendió con tres (tuerce el gesto Anquela cuando se le pregunta por su defensa de cinco?), anclados los carrileros en el campo sportinguista. Tampoco faltó la intensidad, ni el trabajo, ni esas características tan alabadas en una competición que deja el talento como segundo plato. Pero es que tampoco faltó la calidad. El Oviedo firmó el que seguramente sea su partido más completo de la temporada. Una actuación de candidato al ascenso.

Las portadas serán para Mossa, merecido galardón. El valenciano resume perfectamente el espíritu de este Oviedo gregario, sin figuras. Un lateral que corre como un dibujo animado, agitando los brazos como queriendo coger impulso. Hizo dos goles aunque dio la sensación de que, como él, podría haber sido cualquiera el elegido. Que aquí, en el mundo de Anquela, no juegan los protagonismos.

El Oviedo avanza con paso firme en su aventura por regresar a Primera División. Y en cada paso, hay un recuerdo a lo sucedido no hace tanto. También influye el futuro. Con Slim a bordo es imposible no soñar con un futuro en la élite. Porque en Oviedo, no hay ilusión que valga para distinguir pasado, presente y futuro. Ya lo advirtió Einstein.

Compartir el artículo

stats