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Víctor Rivera

Análisis

Víctor Rivera

Al Sporting le falta calle

En un deporte canchero por definición, los derbis no se juegan, se pelean. Más aún si al escoger las armas para el duelo, los padrinos descartan las herramientas de la esgrima, embarran el campo y eligen antes una cheira que un sable. El Sporting quiso salir con zapatos de tafilete al resbaladizo césped del Tartiere y se pegó un patinazo tremendo. El equipo rojiblanco dimitió del encuentro justo en el momento en que se vio en ventaja. Como si el tanto de Jony hubiera sido uno de esos goles de oro que deciden campeonatos, el Sporting se distanció ya del partido, miró las disputas desde lejos y dejó crecer a su rival, mucho más cómodo en el escenario. Alma, tensión, actitud... De las muchas cosas que se echaron ayer de menos en la puesta en escena rojiblanca lo que quedó más en evidencia es que al Sporting le falta calle y queda la duda de si el equipo es más competitivo tras los movimientos de Torrecilla en el mercado invernal.

Baraja suspende su gran examen. Era el primer gran partido de Rubén Baraja como entrenador del Sporting y la sensación que deja, en el mejor de los casos, es de duda. Se equivocó el técnico de principio a fin. Primero varió el dibujo del Sporting visitante y dejó a sus dos delanteros desasistidos en un partido sin conexión entre líneas. Rubén Baraja escogió el peor día para apostar por Carlos Castro fuera de casa. Fracasó el técnico en los tres actos que tuvo el partido. Se equivocó en el planteamiento inicial, no supo enfriar el choque cuando se vio en ventaja y fue incapaz de hacer reaccionar al equipo con todo el segundo tiempo por delante. No estuvo fino, tampoco, el técnico en la sala de prensa. A estas alturas, todo el mundo sabe ya cómo se las gasta el Oviedo y cuál es el perfil físico de los jugadores del Sporting. En ese sentido, no hubo sorpresas.

Jony, el único que no se hunde en el barro. Desde el prisma rojiblanco, el derbi deja a varios futbolistas señalados. Hay también quien se escapa de la quema. Es el caso de Jony. El extremo de Cangas de Narcea fue como un oasis de agua fresca en medio del lodazal. Jony estuvo en todo lo bueno que hizo el Sporting, el mejor exponente es la jugada del gol, que empezó filtrando un buen pase a Santos y terminó remachando a la red. Ya con el equipo en caída libre en el segundo tiempo, Jony fue el único que se rebeló contra el destino. Llegó hasta donde pudo.

Aquellos lodos trajeron estos barros. La mayúscula decepción que sufre el sportinguismo no es fruto de un día. La pobre imagen de ayer es el resultado de una deficiente planificación deportiva. Es pronto para juzgar a los recién llegados, pero parece evidente que la plantilla conserva algunas de las carencias que ha padecido durante todo el curso. Las dos posiciones de la banda derecha son un buen ejemplo, pero también en el centro del campo faltan soluciones de otro estilo.

La energía del Sporting. Los jugadores rojiblancos ignoraron el lema del patrocinador principal de su camiseta. El Sporting fue ayer un equipo blando, incapaz de ganar de discutir ningún balón a su rival. Hubo futbolistas especialmente apáticos y alguno tan desafortunado que fue tendencia a nivel nacional.

Redimensionar objetivos. Una derrota en un derbi siempre arroja consecuencias. Para el Sporting, la primera será redimensionar los objetivos. Con casi dos tercios del camino recorrido, el Sporting es décimo en la clasificación, a cinco puntos del play-off de ascenso y a ocho del ascenso directo y del Oviedo. Con el agravante de que los azules tienen a su favor el golaverage particular. En este escenario, el único objetivo realista para los rojiblancos parece ya el sexto puesto. Queda la duda de las secuelas que esta derrota va a dejar en el equipo y de cómo va a afectar a su relación con el sportinguismo la pobre propuesta del Tartiere, donde el Sporting casi nunca pareció capaz de discutir el partido.

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