Gianni Infantino tiene un plan. El presidente del fútbol mundial (FIFA) ha tenido un par de ideas para mejorar la transparencia del negocio del balón. No se sabe si, como hacía Aznar con el nombre de los ministros futuribles y su sucesor, las habrá plasmado en un cuaderno azul. Aunque tal y como se sospecha que anda el tema por los despachos del fútbol -da igual de donde- más le valdría que fuera de un color tirando a translúcido. Lo que ya se conoce del plan Infantino -tiempo al tiempo para ver si luego se ejecuta o acaba durmiendo el sueño de los justos en un cajón- es que busca controlar alguno de los desmanes económicos que se producen alrededor de los clubes de fútbol a nivel planetario.

Principalmente, Infantino quiere dotar a la competición de equilibrio, que la potencia de los grandes clubes a la hora de fichar y pagar soldadas no acabe convirtiendo -todavía más- las ligas domésticas en cosa de dos, de tres o, como ya ocurre, en cosa de uno. Para ello habla Infantino de establecer límites salariales en función de los ingresos de cada club. Aquí el puntito rojo de la mira telescópica del dedo del suizo con sangre italiana parece que apunta directamente a la cabeza del dueño del PSG. Y sobre todo después de que este verano Al-Khelaïfi reventara el mercado con el fichaje (222 millones de euros) de Neymar. La onda expansiva del millonario traspaso ha afectado a todos los clubes, que se han visto obligados a pagar el doble o el triple por jugadores que semanas antes no llegaban a las tres cifras.

En esto también tienen mucho que ver los auténticos brokers del fútbol, los agentes, representantes o comisionistas. Elíjase a gusto del consumidor. Quizá por eso Infantino quiere poner orden y regular la cuestión de las comisiones que se perciben por los traspasos, bajo los que se sabe que florecen sobornos, corrupción, blanqueo de dinero (ahí está la investigación abierta contra Quique Pina) y los "sobrecogedores" engordan sus cuentas. Sólo en el último año se calcula que los agentes de futbolistas se embolsaron 400 millones de euros por intermediar en las operaciones. No hay reglas claras. Algunos informes de la UEFA señalan que las comisiones pueden ir del nueve por ciento por un traspaso superior a los 5 millones de euros, al 40 por ciento por otro inferior a los 100.000 euros. El mundo al revés. Otra medida que el presidente de la FIFA quiere impulsar pasa por acabar con el mercado de invierno y permitir los fichajes sólo durante el verano. En esto no parece que vayan a existir muchas protestas por parte de los clubes ya que parece demostrado que la ventana invernal arregla poco o nada.

Incluso se quiere meter mano a las cesiones de jugadores. Infantino clama al cielo cuando ve que un equipo con el Udinese es propietario de 103 futbolistas, la mayoría de ellos fogueándose en otros equipos. Revalorizar el producto, se dice en otras disciplinas. Huele a negociete de dudosos fondos de inversión. Pero por el horizonte llega Infantino. Y ojito que tiene un plan.