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Con los de casa

La irrupción de Steven reconcilia al seguidor con el fútbol más puro

Una de esas conducciones improvisadas de Diegui en las que parece que va a chocar un contra un muro y acaba encontrando mágicamente la salida del callejón. Una de esas carreras eléctricas de Viti, siempre una marcha más. Una pugna aérea de Steven, ante centrales más fornidos, pero que no le superan en ilusión. El aficionado del Tartiere, exigente en el gusto futbolístico, se contenta con poco cuando el protagonista en uno de casa.

Y eso no siempre fue así. Famosa es la anécdota que Sabino López repetía durante su estancia en el club. La de aquel jugador de la casa que estaba cumpliendo un gran partido ante los vítores de la grada. En plena efervescencia, un veterano aficionado suelta la frase: "¡Pero cómo va a ser bueno ése si es vecino mío!".

El paso por el barro sirvió para reformular las bases. Estar cerca del precipicio tantas veces hizo crecer el sentimiento de amor a lo propio, a lo genuino. De ahí que ahora sí se demande abiertamente gente de la casa.

La irrupción de Steven ante el Granada reconcilia al seguidor con el fútbol más puro, con el instinto. Cuando jugar era eso, darle patadas a una pelota. A eso juega cualquier canterano cuando se inicia con los mayores. El gol del delantero cuadra una jornada que ya había cambiado de color con su salida al césped. La primera disputa de Steven sirvió para demostrar que esa ilusión que irradia un jugador de la casa es un bien a proteger en el fútbol actual.

Volverán Toché y Linares y Steven regresará a su lugar en el Vetusta, donde afronta el bonito reto de ganar la Tercera División. Pero Anquela no debe perder de vista a los de casa. Dan un extra de ilusión, encienden al Tartiere y, además, suman. Aunque sean vecinos.

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