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Periodista

Vencer cuando toca

De un partido que comienza con un respetuoso minuto de silencio acompañado por el Réquiem de Gabriel Fauré solo pueden derivar emociones profundas. Lejos de El Alcoraz en el territorio Otea -bares y demás familia hostelera- remataban el fin de semana de Padres y Pepes con la esperanza de no terminar el día de luto rojiblanco. La versión mini de "la Mareona" estaba en el córner del campo oscense con las bufandas de la ilusión, que también era necesario abrigo en una noche heladora. Los analistas y las apuestas no daban mejor opción que el empate. La defensa del Sporting estaba cosida con alfileres para terror de Lorenzo Caprile, que odia la chapuza en la Alta Costura. Pero el diseño de Baraja, obligado por las bajas centrales, estaba bien cosido con el apoyo solidario de todo el equipo: desde Santos -se pasó de presión y vio pronto la amarilla- hasta Bergantiños y Sergio. Todos aplicados para que la dupla central -recién creada- no sufriera agobios sin fin. Juan Rodríguez y Guitián pasaron por Mareo lo justo para que narradores -más allá de Pajares- les consideren guajes de Xixón de toda la vida. La marca Mareo tiene esas curiosas versiones. Pareja defensiva a estrenar y nada menos que ante el líder. Que levanten la mano quienes pensaban que la racha de Mariño y compañeros de zaga se mantendría con el casillero a cero en la portería propia. Pues creyeron en la victoria de la noche del lunes quienes estaban en la propia Huesca y algunos eufóricos que pisaban serrín y sidra.

Así que la victoria en el Alto Aragón es para que celebren, con la Jota y la Ge de "Grandones de Gijón", esos que lo saben todo cuando ya pasó, sin problema para negar las declaraciones previas al partido: "Ya te decía yo que hoy mojábamos a Rubi", y de ahí para arriba, para la cabeza de la clasificación, que era pura utopía en el derbi de febrero. La vida y sus vueltas; ahora está arriba, mañana también, y más arriba mejor: en ascenso directo. El fútbol es como un buen serial: a medida que avanzan los capítulos, los buenos ya no lo son tanto y los mediocres tienen opciones a ser redimidos y ganar el cielo.

Sin la pareja central habitual, se ganó al Huesca que no perdía en casa desde el invierno pasado. Los postes también ayudaron, como al Barça y al Real Madrid. La madera sirve para entibar el camino del triunfo. También en Sevilla se rompió la racha negativa sin victorias como visitante sin necesidad del goleador habitual. Sin Santos también se pudo ganar. Es la plantilla una de las mejores de la categoría por precio de mercado. La lección que dejan estas dos últimas salidas es la misma: si se cree, se puede. En la baja simultánea de Sergio y Bergantiños la depresión afectó a todo el staff. Temblaron. No veían solución. Pero también entonces la había: siempre quedará el filial. Por eso el Sporting tiene la mejor plantilla: la principal y las filiales liderando en Segunda B y División de Honor Juvenil. Quien no crea en esos recursos humanos, futbolísticos, que se vaya de este pueblo, como diría Gila.

El Real Oviedo aprendió esta semana que, cuando se agotan los goles de los habituales, existen alternativas en el Requexón. Steven, Cortina y otros en el Vetusta; los juveniles del División de Honor tienen talento y, sobre todo, ganas de ser convocados. La salida, la presión, el trabajo y la fe de Steven ante una defensa granadina sorprendida. ¿Quién es este chaval que no para quieto? Ganó un partido que era gris hasta que Javi Varas y el canterano lo resolvieron.

Si el Sporting tiene serias opciones de rematar la semana como aspirante a la vía directa, a la cumbre, será con la misma receta: creer en vencer, vencer cuando toca, al Rayo y a quien sea.

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