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De cabeza

Miedo

El temor a perder, protagonista del encuentro que el Oviedo ganó cero a uno al Lugo

Nunca compartí la creencia de que las victorias sufridas se disfrutan más. El Oviedo ganó cero a uno al Lugo y la cosa estuvo tan apretada que yo no fui consciente de haber ganado hasta que puse la alarma en el teléfono para despertarme al día siguiente. La figura del partido en el Anxo Carro ni vestía de azul ni a rayas rojiblancas. La figura del partido elige la camiseta que se le antoja y como se la ponga, el cuerpo se paraliza y la pelota pesa como un balón medicinal. La figura en el Lugo-Oviedo se llamó "miedo". Cuando el miedo entra por la puerta, la felicidad salta por la ventana. Llevo mal esa reiterada asociación del fútbol con el sufrimiento que establece tan a menudo el míster Anquela. Me recuerda a la vieja resignación de los mayores de que a este mundo hemos venido a sufrir. Si es verdad que las victorias ahuyentan el miedo, me pensaré apagar la luz de la mesita a la hora de dormir.

Y mira que me las prometía felices segundos antes de comenzar el partido. La alineación en el once titular de Fabbrini, Berjón y Aarón abría la posibilidad de ver un juego más combinado, devolviendo al Lugo algo de su propia medicina.

¿Por qué van a ser incompatibles en un mismo equipo la testosterona y la delicadeza? Ilusionado con que tuviésemos nuestro propio tridente mágico: la FBA (Fabbrini, Berjón, Aarón) como el Madrid tiene la BBC o el Barça tuvo la MSN. Pero en un encuentro trabado y muy igualado fue el miedo quien se apoderó del balón. Cuando el temor a perder entra en contacto con la pelota, los once de cada equipo esperan una equivocación de su rival: un ejercicio de ingenuidad porque, a veces, ni siquiera se trata de un error forzado. Se trata, simple y llanamente, de que la equivocación surja del cansancio, de la falta de concentración, vamos, de la generación espontánea. Cierto que cada uno intentó lo suyo: el Oviedo presionando fuerte la salida del balón de los gallegos y el Lugo basando su fútbol en toques rápidos y sucesiones de paredes.

Qué difícil es mantener tu identidad cuando el calendario aprieta y qué lejos se ven los buenos propósitos de la pretemporada: parece que se dieron en otro tiempo y en otro lugar.

El miedo juega a capricho, efectivamente, el gol llegó por un error: Toché dejó un balón con el pecho mientras el portero del Lugo salió a por aire para acabar contactando con la espalda del delantero oviedista, el balón quedó a los pies de Johannesson que, con toda la parsimonia que le permitió el regalo de Toché, metió el balón en la portería.

Quedaba tan poco para el pitido final que empecé a repetirme como un mantra salvador un verso del famoso poema "Miedo" de Raymond Carver: "Miedo al presente echando a volar", "Miedo al presente echando a volar"....

Qué vida tan loca la del futbolero.

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