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Pablo González

La Mareona de los trece millones

El espíritu viajero de la afición del Sporting y su impacto económico en las ciudades que visita

Dejar en una tarde de domingo en Valladolid 700.000 euros no está mal. Al menos éste es el parné que los responsables de las peñas del Sporting calculan que se gastaron en Pucela los 5.000 seguidores rojiblancos que disfrutaron de la victoria de los de Baraja ante los castellanos. La aportación de la Mareona a la economía local de las ciudades por las que pasa acabará siendo objeto de una tesis de algún avispado economista. Con tesis o sin ella, parece claro que alguien con peso del sector hostelero y comercial de Pucela hizo entrar en razón a la directiva del Valladolid, que hace unos años se disfrazó de Curro Jiménez y el Algarrobo poniendo el precio de las entradas para la Mareona a nivel de Liga de Campeones.

Extrapolando los datos del impacto económico de la visita del Sporting a Zorrilla a los desplazamientos de la afición gijonesa en los diez últimos años (130.000 almas con espíritu viajero en ese tiempo, según la información de hace unos días del compañero Antuña), los seguidores rojiblancos habrían espolvoreado por parte de la geografía española unos trece millones de euros. Una cantidad nada despreciable teniendo en cuenta los tiempos que corren. Aunque se queda en nada si se la compara con lo que Iniesta va a ingresar cuando abandone el Barça y el fútbol de primer nivel, y pase a engrosar las filas del balompié chino. Cuentan por las capitales del puente aéreo del reino que el azulgrana, que no quiere pasar la recta final de su carrera chupando frío en el banquillo culé, cobrará por tres años en China un total de 180 millones de euros, 35 netos por temporada y el resto en pago por todo lo que salga de su bodega de vino en Fuentealbilla, su pueblo. El compromiso de los chinos es comprar la producción del futbolista-empresario de los diez próximos años (la producción anual de la bodega se estima en unos dos millones de botellas).

Con cifras así se entiende que el autor del gol que dio a España su único Mundial hasta la fecha parezca decidido a hacer las maletas y emigrar al gigante asiático para llenar las alforjas de cara a su jubilación. Pero por delante aún le queda finiquitar la Liga con el Barça, tratar de ganar la Copa del Rey al Sevilla y participar en su último Mundial.

Mientras, en Cádiz esperan por el Sporting en un duelo con textura de Primera. Los de Álvaro Cervera medirán la racha de los rojiblancos, que necesitan no perder para seguir dependiendo de ellos mismos para seguir una jornada más en puestos de ascenso directo y no tener que esperar que el Huesca patine en Tenerife.

Es seguro que en las gradas del Carranza no dominará el rojo y el blanco sobre el amarillo, como sí ocurrió en Zorrilla, pero seguro que habrá una buena representación de la Mareona de los trece millones... Y subiendo.

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