Se consideraba la visita del Athletic al Bernabéu como un ensayo general para los blancos antes del viaje a Alemania, perdida como está toda esperanza de alcanzar el liderato liguero, y es obvio que la puesta en escena dejó bastante inquietud en el entorno merengue y por contra una evidencia creciente: el idilio de Cristiano con el gol.
La inquietud viene alimentada por la dificultad de encauzar los encuentros en el Bernabéu, que en este caso no ponía enfrente a un rival muy acreditado en sus desplazamientos. Punto y aparte la presencia de Kepa en la portería bilbaína, y la pregunta de los veinte millones: ¿por qué el club blanco desaprovechó esa ganga? Portero eficaz, sobrio, elegante y con envergadura para andar sin sofocos por Europa (sí, sé que a algunos les recordó al Chopo). Capricho o cabezonada. Y ya que nos movemos por este universo, la presencia de Benzema en la alineación inicial cada vez tiene menor soporte por más que se esgrima que es el acompañamiento ideal del crack de Madeira. Si esa es la coartada, mejor pensar en nombres como Harry Kane, que a sus 24 años es una acreditada fábrica de hacer goles y descargaría al luso de ser prácticamente la única opción realizadora. Los 200 millones largos que requerirá la operación no parecen tan descabellados cuando se recuerda que por el melancólico Bale se pagaron 100 al propio Tottenham. Daniel Levy, presidente de los Spurs, que tuvo que aceptar la marcha de Modric por solo 30, se ablandaría ante el elevado monto de la operación y hasta aceptaría la vuelta de ese hijo pródigo que es Gareth. Otra opción: Lewandowski, pero más cortoplacista por los treinta años que cumple este agosto.
Y a todo esto, no olvidemos que la presencia de Casemiro en el Allianz Arena es innegociable, como evidenció el pase de Córdoba a Williams y el 0-1. Karim le debe ceder sitio en el once.
