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De cabeza

La épica, los espejismos

Veo a Fabbrini un tanto retórico y - a Folch con su brújula averiada

El colmo del fútbol es fiarlo todo a la épica. La épica es como esa mano de pintura que disimula los defectos de una pared pero no los corrige. La épica es un potente foco que ilumina hasta dejarte ciego. Dice el escritor Eloy Tizón que la épica atiende a los hechos y la lírica a las conjeturas sobre tales hechos. Por eso la lírica es de nuestra estatura y para contemplar la épica tenemos que mirar siempre hacia arriba. Si el Oviedo, en un rapto épico, hubiese logrado empatar contra el Valladolid, además de injusto, resultaría engañoso. La épica, a menudo, es una mentira escrita con grandes palabras. No hay un día a día épico porque la épica es una excepción. A los libros de caballerías, bestsellers en la época de Cervantes, fue necesario empaparlos de humor para que se hicieran inmortales. Así nació El Quijote y así llegó hasta nosotros, más fresco que el día de su nacimiento.

Prefiero el humor a las grandes gestas pues las segundas están manipuladas por una pasión impetuosa. Dicho de forma más elocuente: es preferible reír que llorar. Trato de tomarme con humor la inoportuna derrota del Oviedo pero me quedo a escasos centímetros de la risa. Centímetros más insondables que los abismos más tenebrosos. Una vez escuché que cuando el ser humano no puede reírse de lo que sucede a su alrededor se vuelve un escéptico. Debe de ser lo que me está ocurriendo con respecto al futuro del Oviedo en esta Liga. Trato de rescatarme con un plan B, con una alternativa creíble pero no hay manera. Veo a jugadores como archivos que han sido vaciados de sus documentos. Veo que no se puede competir en un campeonato tan largo sin sacar toda la ropa del armario. Veo a Fabbrini un tanto retórico y a Folch con su brújula averiada.

Como el fútbol, mientras haya puntos en juego, se cree eterno, apela a que toda clase de cronistas, expertos, testigos y protagonistas afirme que todo está por decidir. Yo veo en ello un recurso a la desesperación. Para jugar al fútbol hay que jugar al fútbol y nunca mayor perogrullada sonó tanto a secreto indescifrable.

Me canso de los espejismos. Que alguien me recuerde el próximo agosto, después de la primera jornada de campeonato, que después del desierto sólo hay otro desierto. Los oasis se parecen cada vez más a esos paraísos de elevado presupuesto como Qatar o los Emiratos Árabes.

No soy tan difícil de conformar: con un relato reconocible a primera vista y no una saga interminable donde se resucita a personajes que desaparecieron me bastaría.

Se dice que el partido contra el Numancia es clave. Como ya lo fue el del Lugo. Como ya lo fue el del Granada... Recomenzar siempre es peor que comenzar. Qué agobio los prefijos.

Disculpen este pesimismo, que es más bien un cansancio de remar por no haber viento. Que Buster Keaton se vista de Ivanhoe, por favor. O que "Braveheart" la protagonice el maestro de ceremonias de "Cabaret". Un Real Oviedo sin épica ni espejismos. Sustancial. Sin adjetivos.

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