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Antonio Rico

Fútbol es fútbol

Antonio Rico

Opulento mal gusto

El excesivo poder que tienen el Barcelona y el Madrid para fichar y el descafeinado Clásico del domingo

No sé. Todo lo que rodea al partido Barça-Madrid de este domingo me parece de mal gusto. No importan los puntos en juego. No importa el fútbol. Sólo importa si los jugadores del Madrid harán o no harán el dichoso pasillo a los del Barça, si el Barça conseguirá terminar el campeonato invicto, si Messi conquistará otra Bota de Oro, si el Madrid acusará su clasificación para la final de la Liga de Campeones de forma que jugará el partido con la displicencia con la que un emperador romano miraría a los bailarines en un banquete? Será el último clásico de Andrés Iniesta, pero me da la impresión de que todo lo anterior tapará el adiós del gran futbolista al que tanto queremos. Creo que nos espera un Barça-Madrid feo, es decir, poco futbolero.

El Barça y el Madrid son grandes equipos. Enormes. Descomunales. Yo diría que casi inalcanzables para cualquiera (salvo para equipos como la Roma en momentos muy especiales). Barça y Madrid son, por decirlo así, equipos demasiado buenos. Escandalosamente buenos. Sus plantillas sólo están a tiro de muy pocos equipos? o de ninguno (¿cuántos futbolistas del Manchester City o del Paris Saint-Germain serían titulares indiscutibles en el Barça o en el Madrid?). Con dinero en la cartera, todos somos Monchi, el excelente director deportivo de la Roma. ¿Coutinho ha sido un gran fichaje para el Barça? Sí, claro. Johan Cruyff decía que el dinero tiene que estar en el campo y no en el banco, pero el presidente del Barça Josep Lluís Núñez decía también que cuando se disponen de cientos de millones sabe fichar hasta su portera. Todos los futboleros sabríamos fichar a Coutinho. Incluso a Dembélé. ¿Griezmann puede llegar al Barça la temporada que viene? La portera de Núñez también ficharía a Griezmann. ¿Neymar cambiará el Parque de los Príncipes por el Bernabéu? Puede. Pero algo raro (algo feo, algo poco futbolero) está pasando cuando dos equipos arrasan con todo y lo ganan todo. Algo feo y poco futbolero ocurre cuando el Barça gana dos títulos, dos, y todavía hay críticas porque el Barça no ganó el triplete. ¿Qué es esto?

Dice el historiador Kenneth Clark que un margen de riqueza es provechoso para la civilización pero, por alguna razón misteriosa, la opulencia es destructora. La magnificencia deshumaniza, dice también Clark, y un cierto sentido de la limitación parece ser condición indispensable para lo que llamamos "buen gusto". Es indudable que un margen de riqueza es provechoso para un equipo de fútbol, pero la opulencia, aunque es muchas veces garantía de éxito, también puede ser destructora. El objetivo del Barça de terminar la temporada invicto es, en cierto sentido, destructor para el fútbol porque lo deshumaniza. La limitación en fútbol también es condición indispensable para el buen gusto. Hay alguna razón (por ser razón no tiene por qué dejar de ser misteriosa) por la que la opulencia del PSG es destructora para el equipo, por muchas ligas francesas que pueda llegar a ganar. La opulencia del Barça en Liga es una de las causas que pueden explicar la misteriosa desazón que sienten todos los culés al ver que su equipo, campeón de Liga y de Copa del Rey, no jugará la final de la Liga de Campeones. Es todo muy raro.

Pasillo sí o no. Un partido más invicto o no. Messi superará a Salah en la lucha por la Bota de Oro o no. Bah. Qué mal gusto.

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