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Pablo Antuña

Análisis

Pablo Antuña

Derrota con las botas puestas

¿Qué hubiera pasado si el Sporting hubiera salido con la misma intensidad y ganas que salió al campo la segunda mitad desde el primer minuto del partido? Aún con la sensación de que el Sporting mereció más, y de que la derrota es injusta, la sensación que queda es que los rojiblancos tiraron una fase del partido que no pudieron recuperar. Es cierto que en esta magnífica racha de doce triunfos seguidos ha habido todo. El Sporting fue muy superior a sus rivales y controló muchos de los 12 partidos en los que puntuó recientemente, pero en otros jugó al "tran-tran", madurando los partidos y esperando por su momento. Ayer sucedió algo parecido, pero con una diferencia: el Zaragoza no es ni el Albacete ni la Cultural ni el Almería. Con muy poco, el conjunto maño logró dos tantos, aprovechó al máximo las virtudes de su goleador Borja Iglesias, y aguantó como pudo ante la apisonadora del Sporting en el tramo final. Pero esta vez el gol se le atravesó a los del Baraja. Si las últimas semanas con muy poco se hacía gol, ayer creando mucho peligro no se llegó a conseguir el empate. Y esa debe ser la lectura positiva para el sportinguismo. Estaba claro que alguna día tocaría perder, que la racha no iba a ser infinita. Pero ese momento llegó quizás de la mejor manera posible dentro del contratiempo que supone perder, con el Sporting dándolo todo, y con las botas puestas.

Poderío físico. En su himno del centenario, Víctor Manuel cantaba "si toca morir, con las botas puestas, perdámoslo tó, menos la vergüenza". Y ayer los de Baraja acabaron naufragando en La Romareda con orgullo. Con 2-0 en contra al ecuador, el equipo salió tras el descanso a comerse el rival. Y el Sporting acabó el partido siendo muy superior al Zaragoza, con un gran tono físico, ganó todas las disputas, controló el dominio del balón, y llegó en muy pocos pases a la meta rival, pero faltó marcar. Al menos este aspecto es algo reseñable para rescatar para los cuatro partidos que restan. El Sporting está un punto por encima del resto. Tanto con el equipo titular en física y técnica, sino también en el fondo del armario. Pelear, no dar por perdido nada y creer serán fundamentales en lo que resta por disputar de temporada. Cuatro finales por delante, y quizás otros cuatro partidos más si toca jugar el play-off para culminar el sueño de volver a Primera.

Toque de atención a la zaga. La derrota en Zaragoza también sirve para dar un toque de atención al Sporting. En La Romareda sufrió Barba, que esta vez no le pudo ganar la batalla a Borja Iglesias como hizo con Jaime Mata en Valladolid. Y también se notó un pelín más imprecisos que de costumbre a Calavera y Canella. En el caso de Pola de Laviana por no subir tanto como en las últimas semanas. Para que el Sporting vuelva a ser un equipo temible, y de nuevo apretar por fuera a sus rivales, que es por donde siempre llegan las ocasiones, Calavera y Canella deben volver a recuperar la fiabilidad en defensa y en ataque.

Doce partidos, la mejor racha. Al final, la racha sin perder quedó fijada en doce partidos, con diez victorias y dos empates, y apenas tres tantos en contra. Ayer el Sporting encajó dos tantos, casi tantos como en los últimos doce encuentros. Ningún equipo ha logrado llegar a tantos partidos invicto este año en Segunda. Baraja ha conseguido devolver la fe y hacer creer al equipo en sí mismo. Los resultados le han respaldado. El Sporting perdió ayer tres meses después de su último partido, el del 4 de febrero en el Carlos Tartiere ante el Oviedo en el derbi. Y también volvió a salir derrotado a domicilio tras seis salidas seguidas puntuando, con 14 puntos sobre 18.

La vuelta de Santos. Se le notaron al uruguayo las ganas que tenía de volver a jugar. Combinó muy bien con Nano Mesa en el ataque, se bregó, luchó y también remató, pero no tuvo gol. Baraja no quiso arriesgar con el uruguayo de mano, y le dio la oportunidad en la segunda parte. Y Santos lo dio todo, y dejó demostrado que está preparado para plantar pelea en este tramo final.

Baraja, 16 años de su primera Liga. Ayer era un día especial para el Valencia y para Baraja. Se cumplían 16 años de la primera liga que ganó el Pipo con el conjunto de Mestalla. En aquella ocasión se produjo tras ganar en Málaga. Baraja no lo pudo celebrar con un triunfo en La Romareda.

Y ahora, de nuevo El Molinón. Diez partidos y diez victorias en casa. Sin tiempo para lamentos, pero sí para corregir errores, el Sporting tiene el próximo sábado la oportunidad de resarcirse y de demostrar que el pinchazo de Zaragoza es flor de un día. Llegará a El Molinón el Barcelona B, que lucha por salvarse. Los rojiblancos tienen ahora que seguir creyendo y confiar en que Huesca o Rayo pinchen antes del final. Y sino, a intentarlo en el play-off. Pero nunca tirar la toalla, y trasladar la segunda mitad de Zaragoza a todos los minutos de los cuatro partidos que faltan por disputarse.

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