La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

LNE FRANCISO GARCIA

Dios es neutral

Al Sporting, que logró una victoria muy sufrida, no le valió encomendarse al panteón rojiblanco ya que el Rayo no falló

Puede que Dios sea sofisticado pero no malévolo, como caviló Einstein; o que, predecible como un reloj, juegue a los dados detrás de la pared con el principio de incertidumbre de Heisenberg. Sin embargo, no se abriga duda alguna de su neutralidad futbolística. Si no fuera neutral, Salah no se habría lesionado en la final de Kiev dejando a su equipo huérfano. Tan neutral es, por contra, que autorizó la lesión de Carvajal, para compensar. Nadie contaba, ni siquiera Dios, con las manos blandas y los pies escasamente ligeros del portero del Liverpool.

Si no fuese neutral habría castigado el agnosticismo de Rubi, que cortó de raíz el padrenuestro vespertino del padre Fueyo en una piña con los futbolistas rojiblancos, la pasada campaña. Y el Huesca no habría ascendido ni vendría el domingo a Oviedo de coros y danza. De manera que resultan baldíos los esfuerzos terrenales de Sergio Puente y el páter de convocar a todos los santos del panteón sportinguista en sufragio de ayuda. Vestir de rojiblanco a San Pancracio no es garantía, por tanto, de indulgencia divina. A este Sporting renqueante y ya escaso de gasolina, el ascenso no se lo va a dar Dios sino el trabajo y la fortuna. Y después ya sí que se lo bendiga San Pedro con prédica de Javier Gómez Cuesta en el templo de la bahía.

Aplicando esta teológica reflexión a la tarde noche de ayer en El Molinón, los ilusos que aguardaban un milagro pecaron de exceso de fe y de esperanza. La caridad la tenía que poner el Rayo que, sin embargo, no tuvo compasión.

El partido se puso de cara para el Sporting en el minuto 18, después de haber saltado al césped con su proverbial parsimonia, cediendo el balón a un Granada inofensivo, como si la posesión del cuero fuera la causa de la ansiedad que hace semanas aprisiona a los jugadores. Por un tanto como el cocinado por Santos desde la banda izquierda, con un autopase de tacón sobre la línea que dejó al aire las vergüenzas de su defensor, merece la pena pagar una entrada. El pase del charrúa, mortal de necesidad, fuera del alcance del portero, lo enganchó Lora, que se había plantado solo en el segundo palo.

Santos está de vuelta y ésa es la mejor noticia para lo que se avecina. En el 25 puso un servicio preciso sobre la cabeza de Jony, que se quedó con el molde después de que un defensa levantara el balón lo justo con el flequillo. Un minuto después, sin embargo, Mariño evitó el empate atajando con la punta de los dedos una volea imponente de Adrián Ramos.

El Granada empataría en el 53, en un nuevo despiste defensivo del Sporting, que concedió un cabezazo inapelable de Germán en la zona que gobiernan los centrales.

Por fortuna, y a la salida de un córner, Barba enmendó el error siete minutos después, en remate también de cabeza. De ahí al final, el Sporting pudo sentenciar con dos ocasiones de Carmona, una de chilena que despejó Rui Silva cuando el balón se colaba; y otra, que desbarató con un tiro cruzado cuando un pase de Pablo Pérez le dejó mano a mano con el portero. Y tuvo que sufrir hasta el final para garantizar el tercer puesto, ahora vital, tras una falta peligrosa sobre la frontal. Por fortuna, el balón llegó manso a las manos de Mariño.

Compartir el artículo

stats