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Sanos imaginarios

Indicadores de repunte de la economía local sobre la tierra quemada de la crisis

Gijón es en agosto, por sí mismo, un indicador del estado y perspectivas a corto y medio plazo del tejido empresarial y las economías domésticas. En la ciudad confluyen el potencial turístico y la celebración de un certamen general, la Feria Internacional de Muestras de Asturias, que ofrece una panorámica bastante fidedigna de cómo respiran los sectores económicos y, a la vez, qué siente la gente. Y todo apunta a que estamos saliendo tímida y penosamente de ésta o que así, al menos,nos lo queremos creer, de forma que entre todos estamos activando el esquivo, voluble y puñetero -con perdón- estado de confianza que hace que los mercados propicien comprar, vender, invertir, prestar.

En la feria, durante su primera semana de celebración, suele ser difícil arrancar a los expositores balances parciales positivos. Es comprensible puesto que la inversión previa que han de realizar para asistir es notable y tiene prácticamente que rebasarse el ecuador ferial para que empiecen a sentirse recompensados directamente en caja o en oportunidad de negocio, según el caso. Sin embargo, con la boca chica y en la distancia corta, reconocen que se respira otra atmósfera: el de la venta al menudeo está vendiendo y el que busca promoción de marca y posición en el sector, hace contactos y tiene buen pálpito. Hay esperanza.

En una edición muy anterior, al comienzo de la crisis, un destacado líder empresarial me confesó "esto mete mucho miedo" y todavía no se me ha desencogido del todo el estómago. Muchas veces he recordado aquel comentario al vuelo.

Por su parte, el sector hotelero y hostelero no oculta su satisfacción, y al conversar con los sufridos comerciantes, una vez superada esa prudencia que muestran, casi reverencial, no sea que apaguen la lucecita de mechero que ven al final del túnel, concluyen que sí, que los clientes -los domésticos, los foráneos- tienen más alegre el bolsillo. Desde luego, Gijón luce abarrotado y si el mejor indicador fuera la calle -que seguramente lo es porque lo que ves y escuchas en ella nunca va descaminado y luego se te aparece en los gráficos del INE- la economía empieza muy tímidamente a encontrar salidas.

En cuanto a la macro y microeconomía expresada en términos oficiales, tal y como nos la interpretan nuestros gobernantes, como es año electoral la vamos poniendo a cocer para que mengüe lo que le corresponde. Pero digamos que en conjunto, un poquito y por un rato, hemos acordado sentirnos sanos imaginarios para tomar resuello después de tanto descalabro, empobrecimiento, tragedia personal y pérdida de fe en el más acá.

Porque yo levanto la vista y veo las personas de mi edad que deberían encontrarse disfrutando de una trayectoria consolidada y están en paro, ya sin prestación y completamente angustiadas. Veo a mis alumnas y alumnos talentosos e ilusionados haciendo las maletas porque los años pasan con un título bajo el brazo, idiomas, másteres? sin saber lo que es un empleo.Veo tantas personas que trabajan y, sin embargo, se sumergen más y más en la pobreza.Y veo a esos hombres, mujeres, ancianos, niños ahogados en la mar, asfixiados en una maleta, colgados de una alambrada tratando de entrar en nuestro "paraíso". Repunta la economía, es posible, pero sobre cuánta tierra quemada y el sacrificio vital de tanta buena gente.

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