Ha sido rotundo el fracaso de la Unión Europea respecto a los 4.000 inmigrantes que buscan cobijo en el continente. Los países del este europeo no los quieren ni ver; ahora parece que tampoco los europeos de las islas.
España solamente acepta un 30% de los que nos asignan los mandamases europeos. La postura española la ha justificado el ministro de Interior con una pintoresca historia de un piso con goteras. La postura de los franceses es, sin duda, la más indignante al dedicar una playa próxima a Cannes para disfrute exclusivo del rey de la Arabia Saudí y su séquito integrado por 500 personas. La razón que dan los franceses para prohibir a vecinos y turistas su presencia en la playa es la seguridad del rey Salmán, que tiene mucho dinero pero también muchos enemigos.
La solidaridad parece ser medida por algunos europeos en cuento a la riqueza del solicitante. Arabia Saudí es, sin duda, harina de otro costal.
