La contratación temporal en hostelería es sobradamente sabido que ha subido en los últimos veranos. En éste también. Antiguamente la configuración de la hostelería era muy sencilla. El chigre (ahora sidrería) y la casa de comidas (hoy día restaurante) era a base de tres personas. El padre en el mostrador, su esposa en la cocina y el hijo (mal estudiante) de escanciador. Y atendiendo a las mesas.
Nunca el cliente fue atendido por un estudiante de Física Cuántica, de Filología, de Arquitectura, un doctorado en Ingeniería, Informática o Telecomunicaciones.
En la terraza madrileña donde tomo el descafeinado mañanero pregunto al universitario que me sirve: "¿Qué vas a hacer cuando se terminen las terrazas y los chiringuitos playeros porque se acaba el verano?". Y me contesta: "Tal vez me vaya a vendimiar". Nunca hubo uvas mejor vendimiadas, ni descafeinado con más categoría.
Antaño, una vez hecha la "mili" con carrera o sin ella, encontrábamos trabajo.