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Profesor de Geografía e Historia

El pequeño Molinón

Entre el récord de socios del Sporting y el de escanciadores de sidra

Gran satisfacción por el empate del Sporting de Gijón frente al todopoderoso Real Madrid en su reestreno liguero en primera división en El Molinón, una auténtica victoria moral por la diferencia de presupuestos entre ambos clubes. Aunque el remate al larguero de Sanabria no rebasó del todo la línea de gol por centímetros. Bien es cierto que el Real Madrid -y especialmente por su mega estrella Cristiano Ronaldo- dispuso del mayor número de ocasiones de gol, pero en estas oportunidades no anduvo acertado el portugués. Bale pierde efectividad en la media punta, siendo una gran virtud su velocidad, le sacaría más partido como extremo. Aunque de cinco veces que se juegue ese partido, tres lo ganarían los merengues, los rojiblancos tuvieron mucho esfuerzo y mérito y algo de suerte para mantener su portería a cero, pues la suerte la tiene quien la busca, y así es el deporte, unas veces se gana y otras se pierde. Quien perdiera 3-0 no podría achacar el resultado a la mala suerte de un penalti o un fuera de juego dudoso. El único pero que se puede poner al equipo rojiblanco es que no debe perder el esférico tan pronto, debe tratar de mantener la posesión del balón más tiempo con combinaciones más cortas; mientras lo tenemos nosotros, no nos atacan. El agotarse las localidades a las pocas horas de ponerse a la venta demuestra la expectación suscitada por el retorno a primera división, con la gran tradición futbolística de la ciudad (ya más de 22.000 socios); la evidencia por tanto de como el estadio de El Molinón se ha quedado pequeño para los próximos tiempos.

Al no tener edificios a los lados, El Molinón facilita su ampliación. La manera de sumar 5.000 nuevos asientos es ampliar la tribuna oeste y los fondo norte y sur para equipararlos en altura con la tribuna este, lo cual podría hacerse en el fondo norte como en la tribuna junto al río Manzanares en el Vicente Calderón del Atlético de Madrid, permitiendo el tráfico por debajo de la nueva tribuna alta. ¿Cómo podría ampliarse si no tenemos suficiente dinero institucional? Casi todos los equipos han ido ampliando sus estadios paulatinamente, el Real Valladolid lo hizo vendiendo palcos caros en el área de su ampliación, el Athletic de Bilbao girando el terreno de juego por estar encajado dentro de la ciudad, o el FC Barcelona financiándolo a través de las altas de socios del nuevo graderío, esta última parece la mejor opción.

El impacto positivo de la ampliación no es solo futbolístico, más socios y público conllevan más ingresos, mejores posibles fichajes y resultados, también económico en general para la ciudad. Además de la propaganda publicitaria para el turismo de la "marca Gijón" -lo que se desconoce exista, imposible se visitará-, los visitantes que acuden de León o Santander para ver a los grandes equipos, o los propios seguidores de equipos de solera como el Atlético de Madrid o el Athletic de Bilbao no vienen y se van la misma tarde, con frecuencia pasan el día o el fin de semana aquí: tienen que comer, en su caso dormir, lo cual significa ingresos para sidrerías, restaurantes, taxis, hoteles, incluso comercios?

El caso más llamativo de ampliación ha sido el del Valencia. Tras quedar campeones de liga deciden construir un nuevo estadio más grande. El antiguo Mestalla -aún en uso- tiene 55.000 espectadores de aforo, y deciden hacer un nuevo estadio con capacidad para 75.000 espectadores y pista de atletismo alrededor. La construcción se inició en el año 2007 pero se encuentra paralizada por tiempo indefinido desde febrero de 2009, debido al pinchazo de la burbuja inmobiliaria, pues se pensaba financiar con la venta de parcelas del antiguo campo, de difícil ampliación por su entorno urbano. El Valencia CF debe cientos de millones de euros. La entrada de Peter Lim en el accionariado se comprometía a terminar el estadio antes del centenario del club levantino en 2019, suprimiendo la pista de atletismo que exigía el ayuntamiento pero alejaría a los aficionados del terreno de juego. Ya sabemos que cerca está el típico ejemplo de inversión sobredimensionada en el aeropuerto de Castellón sin aviones. No es cuestión de subírsenos el éxito a la cabeza. El Valencia nunca va a ser el Real Madrid o el FC Barcelona, y Gijón nunca a va a ser Valencia o Sevilla, pero debemos explotar nuestra personalidad y oportunidades.

Para culminar agosto tenemos dos citas, el concurso hípico internacional y el festival de la sidra natural, con un nuevo intento hoy de récord de escanciado simultáneo en la playa de Poniente. Dicen que los de Bilbao son muy suyos. Y los de Gijón, con la Universidad Laboral, ¿no hacemos cosas grandes, calla oh?

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