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Carta al amigo ausente

Los ricos, cada vez más ricos; y los pobres, más pobres

La crisis hace que crezcan las desigualdades entre los que más y los que menos tienen

Me dices que alberga en tu interior una gran preocupación por el destino de la humanidad, que cada vez es más insolidaria con sus semejantes en general.

No quiero alarmarte, pero me da, que tenemos que ir acostumbrándonos a ello, salvo que surja una deseada reacción en el sistema económico y social para poner orden en el planeta.

Hay una transformación a través de la globalización que está modificando el sentido de la política y la economía. Están desapareciendo los productos y las tecnologías nacionales. Lo único que quedará dentro de las fronteras nacionales serán sus ciudadanos que componen el país, cuya aportación será su destreza, talento y capacidad de trabajo.

El dinero, la tecnología, la información y los bienes traspasan las fronteras nacionales con una rapidez y facilidad de velocidad de crucero. Al mismo tiempo se ha producido una diferenciación de los ingresos salariales entre las diferentes clases dé trabajadores y el lugar de residencia, lo que produce una gran volatilidad en la estabilidad salarial

El trabajo aflora en los países más pobres por traslado de las grandes empresas desde sus orígenes donde los salarios son más altos. Pero no precisamente con esta traslación, se equiparan los sueldos en aquello países a los más avanzados, sino que se adaptan a los vigentes en los mismos. Con ello sus costes salariales disminuyen y los beneficios empresariales con ello se incrementa, ya que la producción estandarizada de gran volumen se desplaza hacia donde la mano de obra es más barata y más accesible en todo el mundo.

Algo estamos haciendo mal en esta sociedad, donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

El traspaso de tareas rutinarias de producción de naciones con economías avanzadas a los países en vías de desarrollo ha sido una gran oportunidad para los trabajadores de estas naciones. También esta tendencia es beneficiosa para los consumidores que pueden obtener productos estandarizados a precios más asequibles.

Pero estos beneficios no se logran sin determinado coste. Esta carga la soportan aquellos países que ya no tienen servicios rutinarios de producción bien remunerados dentro de sus economías avanzadas. Anteriormente sus ciudadanos se beneficiaban con las normas salariales establecidas mediante convenios colectivos, pero a medida que la burocracia empresarial se aplana dentro de las redes mundiales, la influencia de los convenios se va perdiendo, dando paso a la desaparición de los pactos nacionales. Los salarios de los puestos de trabajo veteranos están protegidos por la antigüedad, mientras que los jóvenes tienen que soportar la reducción de salarios o el despido más transigente.

En paralelo, los grandes ejecutivos que en otra época tenían reparos para elevarse sus sueldos por el efecto comparativo nacional con los empleados de base, así como los propios accionistas tenían miramientos equilibrando cuidadosamente sus beneficios con los sueldos de sus empleados, a medida que las compañías se transforman en redes mundiales no diferenciadas entre sí, sus accionistas y mandos de primer nivel se han convertido en un difuso grupo diseminado por todo el mundo, haciéndose invisibles y mucho más reservados que los nacionales, eliminando por lo tanto los obstáculos para elevarse sus remuneraciones y dividendos a alturas que hace unos años hubieran parecido inconcebibles, aun habiendo disminuido los salarios de sus trabajadores de base.

Con ello, el resultado de la nueva situación es que el poder adquisitivo de los pobres disminuye al mismo ritmo escalofriante que se incrementa el beneficio de los ricos.

El mundo económico, que así ha llegado a un estado de caos, no es que sea ingobernable, que lo es, sino que requiere con urgencia implantar nuevas técnicas de gobernabilidad, no para que este caos deje de ser una costumbre a salvar y a gestionar, sino para erradicarle con la implantación de unas estrategias basadas en la ética y la moral capaz de cambiar el estado de confusión y de insolidaridad en que se halla este planeta.

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