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El jazz impresionista de Pizarro

Carlos Pizarro sigue apostando por la naturaleza como medio de inspiración para sus creaciones. Tras "La voz del árbol" (2013), ahora es el turno para "El sueño de las flores" (2015), un disco autoproducido de nueve cortes para el que ha contado con grandes figuras de la escena jazz asturiana, como Jacobo de Miguel (piano), José Ramón Feito (bajo) y Fernando Arias (batería), quien además ha estado a los mandos en la producción y en la mezcla. Este cuarteto se reunió el pasado jueves para presentar los temas de este proyecto en directo, y el lugar elegido no podía ser más emblemático; el café Alambique, motor de la escena jazzística de la ciudad, volvió a ejercer de anfitrión para la presentación de un disco de jazz asturiano, convirtiendo la cita en una auténtica fiesta.

A la hora señalada, los músicos emergieron de entre el numeroso público, ocuparon sus puestos, y la música comenzó a fluir. Y no se trata de una frase hecha, la fluidez fue la tónica de un recital en el que los temas se desarrollaron y se sucedieron de forma natural y orgánica, evocando estampas románticas, oníricas, como el paisaje sonoro de "El sueño de las flores", con la que Pizarro abrió el concierto y en la que los arpegios iniciales consiguieron un efecto impresionista. Desde la guitarra, la música parecía aproximarse al público y, poco a poco, ir conquistando todo el espacio del local; la atmósfera cálida ya estaba creada para que las melodías de guitarra y piano acabaran de conquistar al público.

El concierto acababa de comenzar, pero este arranque es de los que enganchan. A partir de aquí fue todo cuestión de ir sumando; sumar detalles como las variaciones de acento sobre patrones vivos en la batería, los compases de amalgama, las progresiones armónicas y, sobre todo, las melodías que dan vida a cada tema y que encierran las emociones y los sentimientos que su autor quiere transmitir a través de la música.

Pizarro es un maestro a la hora de convertir sensaciones en música: temas con arpegios y desarrollos temáticos que hipnotizan, ritmos ternarios con un empuje neutralizado que mantienen al oyente en constante expectativa, sutiles transiciones de la calma a la prisa y viceversa? los recursos son numerosos, pero no evidentes, y lo mejor es dejarse llevar. El jueves contó además con la magia del local y el colchón sonoro de las conversaciones a media voz imprimió un aire especial a los temas lentos. Esas cosas que suceden en los conciertos del Alambique.

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