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Párroco de San Pedro

El Papa despierta nuevos sueños

Francisco ha querido ser la voz de los pobres ante el poder al hablar en el Capitolio y la sede de la ONU

Los viajes papales que parecían la seña de identidad del pontificado de Juan Pablo II -realizó 104 en sus veinticinco años de ministerio, visitando 130 países- siguen despertando interés y entusiasmo. La crítica de que debieran ser más austeros y sencillos y aminorar lo que puedan tener de espectáculo y que se manifieste más que el Papa es principalmente pastor de la iglesia Católica que jefe de estado, algo ha conseguido. Francisco les está dando su propio sesgo por la forma en que los realiza y los grupos humanos que son preferentes en su visita. Es coherente con la imagen de iglesia que quiere impulsar y que evidencia en sus gestos y palabras. Hay más interés en escucharle que en verle. La autoridad moral que se ha ganado por haber detectado como pocos el latido del mundo y el momento crítico que atraviesa la historia provoca admiración y respeto más allá de las fronteras eclesiales. Es sorprendente que tenga más adversarios dentro que fuera, porque creen que es más sensible a la situación de las personas que al cuidado de las doctrinas.

La estancia de cuatro días en Cuba ha dejado muy contentos a los cubanos y ha sido gozosa para él. "Me encontré como en casa", les ha dicho al despedirse. Llevaba los deberes hechos. Una de sus frases preferidas es que hay que tender puentes. Él ha querido significarlo en este viaje poniendo pie en la isla caribeña y volando -trazando puente- después a los EE.UU. Aunque no han faltado frases de calado político como: "El servicio nunca es ideológico, ya que no se sirve a las ideas sino a la personas", su programa ha sido eminentemente pastoral, queriendo preparar a la iglesia cubana para la etapa nueva que se espera invitando a los jóvenes a soñar. A algunos observadores, columnistas y tertulianos, no les satisfizo, es más les ha contrariado, por no volver a satanizar a los hermanos Castro y no dar audiencia a los disidentes y, además, rendir visita de cortesía a Fidel en su casa-clínica, ese viejo? (los calificativos son variados) de 89 años. Puede chocar en Francisco, un hombre auténtico y libre, pero la "ostpolitik" vaticana tiene experiencia. Hay mucha tela entre bastidores. Me atrevo a sospechar que la visita tenía una finalidad muy personal, amparándome en la parábola del hijo pródigo. El lema del viaje era "Peregrino de la misericordia". Fidel fue un alumno brillante en lo académico y en lo deportivo del colegio de Belén y presidente de la ACU (Agrupación Católica Universitaria). En ese tiempo tuvo una especial relación con el P. Armando Llorente s.j., hermano del misionero entre los esquimales, Segundo Llorente, nacidos en la leonesa Mansilla. El P. Armando, que tuvo que exiliarse en Miami (allí murió en 2010), siempre "soñó" poder un día "absolver", previo arrepentimiento, al alumno descarriado. Francisco le llevó uno sus libros y CDs con charlas sobre los Ejercicios por si escuchando su voz, reviviera aquel muchacho que fue y quisiera volver a casa.

Más incisivo estuvo en el Congreso norteamericano. Era la primera vez que un Papa hablaba en ese ágora. Allí señaló los problemas acuciantes, uno por uno y por su nombre, y apeló al liderazgo que ejerce esa poderosa nación. Tanto con el tono como la exposición, trataba de convencerles de que era necesario abordar una pronta solución. Tenía resonancias ignacianas. Apelando a lo que en un tiempo reciente hicieron otros ilustres norteamericanos y citando expresamente a Abraham Lincoln, Martin Lutero King, Dorothy Day y Thomas Mertón "que plasmaron valores fundantes que viven para siempre en el alma de todo el pueblo" quería estimularles a poner ahora, ante el desafío grave y urgente que se nos presenta, la mano en el arado. Si aquellos, en el tiempo que les tocó vivir, lo hicieron, también hoy nosotros lo podemos hacer, lo tenemos que hacer y realizar así nuestros "sueños".

Tres de los personajes citados son para nosotros suficientemente conocidos. No así el de Dorothy Day (1897-1980) cuya biografía puede descolocar a muchos. Sus libros han sido publicados en español ("La larga soledad", "Panes y peces"). Nacida en Booklyn, vivió gran parte en Chicago y New York donde murió en olor de santidad. Periodista revolucionaria, anarquista, feminista, abortista, divorciada,? que luego bautiza a su segunda hija, se convierte al catolicismo, dedico toda su vida a la lucha obrera y de los pobres, editando la revista mensual "The Catholic Worker" reivindicando los derechos y la dignidad de los obreros que lanzó su primer número el 1 de mayo de 1933, en plena gran depresión económica. Más tarde crearía las casas de hospitalidad para acoger a tantos necesitados realizando una gran labor social movida por los valores evangélicos y sostenida por la fuerza de la Eucaristía. Murió pobre y santamente. El entonces cardenal de New York, J.O Connor, inició su proceso a los altares argumentando que "la beatificación de Dorothy Day podría recordar hoy lo grande que es la misericordia de Dios?".

Siguiendo el consejo de su amigo el cardenal brasileño Claudio Humes: "No te olvides de los pobres", Francisco ha querido ser su voz en las principales instituciones de poder, el Capitolio y la sede de la ONU. Sueña y nos hace soñar que es posible cambiar este mundo.

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