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Alejandro Ortea

Las consecuencias de un engaño

El cambio propuesto por el Ministerio de Fomento a la Alcaldesa se paga con nuevos retrasos

Cuando la infeliz caritativa cirujana, nuestra primera autoridad local, volvió de la capital del Reino convenientemente engañada por la ministra de Fomento, Ana Pastor, ya quedó clara su falta de experiencia y que a los prebostes ministeriales no les había llevado ni un suspiro quitársela de en medio con una solución de tres al cuarto para el problema de las estaciones. Los puede haber lentos, torpes, o las dos cosas, que no se den cuenta a la primera que les han tomado el pelo, pero hay en la villa y su concejo, e incluso en su decadente formación política quien advirtiera a los comisionados Moriyón y Couto que habían sido despachados con una faena de aliño y santas pascuas. Una vez que cayeron en la cuenta de la jugarreta, mudaron ante la opinión pública de discurso y ya no se mostró la alcaldesa tan feliz y contenta: pero ahí se quedó la trampa que le tendieron y su ignominiosa y burlesca entrada al trapo.

Pronto surgieron las voces que clamaron por la barbaridad propuesta en Madrid. La primera, la del gobierno del Principado, cuya consejera competente del ramo, con mal disimulada sonrisa, advirtió los defectos de la propuesta, es decir, que no habría soterramiento y que se habían quitado unas vías, en cara operación, para sustituirlas por otras, por lo que estábamos ante una barbaridad de proyecto. También desde las instancias regionales se puso de relieve lo que significaba de retraso el tener que realizar un nuevo proyecto y someterlo al proceso de estudio de impacto ambiental.

Casi al tiempo, desde los grupos municipales de babor, se puso similar grito en el cielo con similares argumentos, con los menguados populares, eso sí, bien calladitos rumiando su sonrojo por la boutade de la ministra Pastor.

Ahora han pasado a Pleno una propuesta que ponga en órbita definitivamente la pretendida "solución" ministerial y que se retome en tiempo y forma la normalidad de lo planificado con anterioridad, con la parada para de cercanías prevista en el túnel de la risa en la zona del Humedal-Begoña.

Si como ciertas previsiones nada descaminadas avanzan, no habrá gobierno del PP tras las elecciones, el problema será de otros y ya veremos cómo lo arreglan, máxime con unos presupuestos ya aprobados. Si los cada vez más radicalizados a la derecha populares continúan con el gobierno en sus manos, tendremos más de lo mismo.

En cualquier caso, el retraso está servido, porque los cuartos escasean y no se ve en lontananza voluntad política por ningún lado que esté dispuesta a los dispendios que la solución idónea exige: estación intermodal con las vías soterradas y puesta en funcionamiento del túnel de la risa cuyo coste de mantenimiento, por cierto, sigue apoquinando el ministerio anualidad tras anualidad.

Desengañémonos; no hay, por lo tanto, solución a corto plazo y Moriyón volverá a su casa y sus cirugías "full time" sin haber dado en ocho años ni un solo paso adelante en la solución de este problema urbanístico. Bueno, para ser precisos, ni en este ni en ningún otro. Nunca hemos visto dos corporaciones seguidas tan inanes, tan poco creativas tan entregadas al simple mantenimiento y ello con dificultades. Para haber comparecido en la pista como los grandes solucionadores, están demostrándonos que son los grandes hacedores de la nada. Eso sí, pleitos cuantiosos para estar entretenidos en algo y si lo son con su carga de venganza, miel sobre hojuelas.

¡Qué vergüenza tener que decir que semejantes inútiles de la política están al frente de nuestras cosas comunes!

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