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Diez años del Parque Fluvial del Piles

Un espacio que cada vez se disfruta más por parte de la ciudadanía y que requiere de nuevas intervenciones

Se cumplen ahora diez años del inicio de las obras que dieron forma al Parque Fluvial del Piles, espacio lúdico-deportivo inmerso en la naturaleza que merece alguna reflexión en la distancia. En el monolito de entrada por la calle Anselmo Solar hay imágenes como las 12 estrellas de la Unión Europea y escudos de España y Gijón, con algunas leyendas: "Restauración del cauce y márgenes del río Piles aguas arriba de la glorieta de La Guía. Proyecto cofinanciado por la Unión Europea. Fondo Europeo de Desarrollo Regional. Confederación Hidrográfica del Norte. Año 2005".

Eso de "aguas arriba de la glorieta de La Guía" debe ser una etiqueta administrativa, pues el Parque Fluvial empieza en el puente sobre el Piles de la calle Anselmo Solar y termina en el escaletrix de la ronda sur. Mirando hacia La Guía desde el puente, el Piles discurre entre dos márgenes brutales de grandes piedras colocadas con máquina de cuchara. En los huecos de esta escollera, paralela al camino de entrada al CHAS, han crecido ahora grandes árboles. Allí vemos un lucido ejemplar de esa planta invasora que se llama plumero, carrizo o hierba de la Pampa, que pronto se extenderá si no se le pone coto.

El proyecto del Parque Fluvial del Piles fue sometido a concurso público de ideas en la primavera del año 2005, que ganó el arquitecto Jovino Martínez Sierra. Pero no fue él quien dirigió las obras, sino la Confederación Hidrográfica del Norte. Es este organismo quien sigue teniendo la competencia de actuar sobre el cauce y las márgenes del Piles. Se supone que el resto es cosa del Ayuntamiento. No es extraño que fuera el arquitecto Jovino M. Sierra quien se llevara el primer premio en el concurso de ideas, pues toda su obra está marcada por la relación entre espacio habitable y naturaleza. Mucho cariño puso también en la construcción del Parque Fluvial el jardinero mayor del Ayuntamiento, Juan Carlos Martínez. A él y a las autoridades políticas pertinentes (CHN y Ayuntamiento de Gijón) van dirigidas muy especialmente estas reflexiones, pues el Parque Fluvial espera y necesita una intervención, cerradas ya las heridas del "desdoblamiento del interceptor del Piles" y finalizadas las actuaciones en el Parque Isabel la Católica.

Los criterios de diseño del Parque Fluvial son los generales que se aplican a este tipo de parque público: tranquilidad, aislamiento, aireación, sensaciones campestres, contacto con la naturaleza, masa verde, recreo de niños, juegos de juventud, ejercicio físico, bicicletas, etc. Pero lo específico de este Parque es su situación en el borde de la ciudad y su configuración en torno a un río, lo que determina un trazado orgánico longitudinal, que combina con la trama transversal que va enlazando los edificios de uno y otro lado del río. Hay muchas maneras de pasear por este Parque Fluvial, bien por el camino central, por los laterales, siguiendo el curso de los meandros del Piles o atravesando los puentes de madera sobre el propio río.

Por el borde norte el Parque Fluvial llega hasta la canal del Molino, flanqueado por edificaciones de las calles Corín Tellado, Gloria Fuertes y la Avenida del Mar Cantábrico. A sus pies se sitúan las siete planchas de hormigón con asientos, juegos infantiles, mesas de ping-pong y canchas deportivas. Muchos de estos edificios ya fueron construidos con terrazas que asomaban al Piles, pero ahora con el Parque han adquirido un plus que seguramente repercute en su precio. Por encima de la canal del Molino van ocho puentes de entrada por calles transversales a las señaladas, que llevan nombres de concejos asturianos.

El Parque Fluvial se utiliza y disfruta. Mucha gente pasa por allí cada día y más en las tardes soleadas de fines de semana y festivos. Construido con un presupuesto mínimo, una vez pagados los terrenos de los 300.000 metros cuadrados que abarca, requiere tras diez años algunas actuaciones como las siguientes:

1.- Reponer en el techo de las pérgolas los listones de madera que atenúan la luz solar.

2.- Intervenir en las márgenes del Piles sobre la base de un estudio paisajístico de tratamiento de ribera, que evite obras de gran impacto, pero que a la vez permita ver el río por el camino que lo bordea y evite que los meandros sigan arrancando grandes alisos de muchos años, que constituyen parte integral del Parque. Ahora mismo hay seis enormes troncos caídos sobre el cauce, de los que tres de ellos han destrozado el primero de los puentes de madera, entrando por la calle Anselmo Solar.

3.- Destruir el espacio concebido como plaza pública para conciertos y eventos sociales, que nunca se llegó a utilizar, en especial el estanque de piedras con luces, objeto de robos de cobre y actos vandálicos, que ofrece un aspecto lamentable.

4.- Levantar igualmente el estanque con piedras y luces que está en la zona sur, bajo una plancha sinuosa, metáfora del propio río. Está también destrozado.

5.- Situar en la plaza pública antedicha el edificio de cafetería, aseos públicos y servicios centrales del Parque que estaba en el proyecto inicial del arquitecto Jovino Martínez Sierra y no llegó a materializarse. Será un edificio escultórico, en todo acorde con el Parque, que le dará prestigio y publicidad.

Y por último: vea la clase media alta que habita cara al Parque el contenido de algunas pintadas y no permita que grafitteros de tres al cuarto eduquen a sus hijos.

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