Queda un poco atrás la fiesta musical y comercial del sábado en varias calles de Gijón, cerradas al tráfico rodado para que grupos musicales y artísticos diviertan a los viandantes, pero es obligado reflejar el éxito de la iniciativa. Cuando tantos se quejan de que la calle ha desaparecido como escenario de diversión infantil y de punto de encuentro de personas maduras, la recuperación de la vía pública para el ciudadano es una grata noticia. Gijón en la mañana de un sábado de octubre, uno de esos meses que no parecen ser ni carne ni pescado, fue una ciudad viva y participativa, con un indisimulado aire centroeuropeo, que le sienta de cine. Gijón se echa a la calle a la menor llamada que recibe, y repitió la experiencia, no para comer o beber, que son las disculpas perfectas. El sábado fue una gran mañana ciudadana porque la calle fue recuperada para las gentes que disfrutaron de unas horas impagables que han de repetirse más veces.
