Según las agencias de noticias la OMS (Organización Mundial de la Salud) incluye las carnes rojas procesadas, entre ellas beicon, salchichas y embutidos, al nivel del tabaco o el amianto, sustancias sobre las cuales existe la suficiente evidencia para afirmar que causan cáncer. De las noticias leídas -y sin conocer los informes en detalle- no se concreta en qué consiste la suficiente evidencia, ni qué volumen o frecuencia de consumo se considera por ello nocivo. Es evidente que las carnes animales, también las rojas, son una fuente de proteínas y enriquecen la alimentación humana, cuanto más variada, siempre se ha considerado más saludable. Respecto a España hay dos matices importantes. Suele decirse que tenemos una alta "esperanza de vida" (edad media al morir) por nuestra dieta mediterránea, que engloba pan, vino, aceite y también carnes rojas. Y el jamón porcino (así el "serrano" o "ibérico") es considerado una de nuestras señas de identidad. Hay pues que precisar más y con rigor y datos las causas de esta enfermedad grave, de lo contrario podemos llegar a la verdad de Perogrullo, que vivir es la causa de la mortalidad, o al sofisma de que el matrimonio es la causa principal de los divorcios. La consejera asturiana María Jesús Álvarez ha defendido la carne asturiana como sana y segura, ahí nuestro cachopo o escalopines al Cabrales, y ha añadido que a ella "le encantan los bollos preñados", lo cual evidentemente no aporta nada argumental a la polémica, pues el gusto personal es una cuestión subjetiva, no científica.
Ya hay quien plantea si hubiera que llegar a aplicar el artículo 155 de la Constitución -suspendiendo parcial y temporalmente la autonomía catalana-, si entonces el Estado nacional debería tomar el control de la enseñanza pública y las televisiones autonómicas en Cataluña, fuente de adoctrinamiento contra España como nación y la historia y realidad común vigente, sin perjuicio de una gestión descentralizada de las mismas. Desde luego una nación no puede ser una moda de un 51% ni cambiarse las fronteras cada cuatro años, además de una geografía, historia y economía, debe llevar un proyecto común atractivo, sólido y estable. La actual presidenta del parlamento autonómico catalán Carme Forcadell, elegida con los votos de Podemos en Cataluña, se jacta en un vídeo de no acatar e incumplir (o sea, transgredir) la legalidad española democrática vigente. Olvida que precisamente su autoridad deriva, como la del presidente de la Generalitat, de la Constitución española de 1978, aprobada por el 80% del electorado catalán. Desde este martes 27 de octubre está imputada toda la familia de Jordi Pujol: el expresident, su esposa y sus siete hijos, en los procesos judiciales en curso en la Audiencia Nacional y dos juzgados de Barcelona, incluyendo a Oriol y el caso de las ITV, Jordi y las bolsas de dinero en Andorra, y Oleguer y los paraísos fiscales. Parece ser, si se confirma, que los de "Juntos por el 3%" se han estado riendo en la cara de los catalanes, mientras se envolvían en su retórica patriótica e independentista, de agravios y robos.
Se acaban de convocar las elecciones generales españolas para el próximo 20 de diciembre. Un mes después del 40 aniversario -20 de noviembre de 1975- de la muerte del anterior Jefe del Estado, el autoritario Francisco Franco, dictadura derechista y centralista surgida de la larga y cruel guerra civil de 1936 a 1939. Lo de menos es si era "fascista" o no, término que no suele usarse como descriptivo, sino como descalificativo. De hecho los años 40 de Nacionalcatolicismo se inspiró en el modelo socializador del fascismo italiano, y ya por su autarquía y/o las duras consecuencias de la guerra, fueron años de miseria y escasez, en contraste con el desarrollismo de los años 60, con liberalización económica después del Plan de estabilización de 1959, de acelerada industrialización y urbanización, con gran aumento del nivel de vida pero que dejó sin resolver entre otras la cuestión regional, ahora en demasiada candente actualidad tras la deriva independentista en el País Vasco y a día de hoy en Cataluña. Esperemos que los secesionistas no hagan buenos a los de Franco en este apartado. De momento ya le han copiado en su totalitarismo monolingüe en la enseñanza, unos y otros imponen su partidismo sobre la realidad del bilingüismo cordial en las calles. También están estas elecciones generales al rojo vivo puesto que por primera vez en bastantes años el "cuatripartidismo" (incluyendo a IU y CiU) va a ceder paso a un "sextipartidismo", esperemos que constructivo y cordial, y no para la ingobernabilidad.
